Hace dos semanas comentábamos las virtudes y los problemas originados
por el teletrabajo, indicando que la realización de las tareas a distancia
tiene sus luces y sus sombras. Si podía ser una forma oportuna para reducir la
presencia semanal en la empresa (por ejemplo, trabajando 4 días en la oficina y
uno en la casa), el trabajo a distancia permanente generaba complejidades, con
relación en especial a la vida familiar y al aislamiento de los compañeros de
trabajo y la vida ciudadana.
Nuestras afirmaciones, más intuitivas que fruto de una investigación,
reciben confirmación a partir de una estadística de la empresa Contract
Worplaces, publicada recientemente en el Diario El País (11 de mayo, Sección “Negocios”,
pag. 5). La Consultora, que tiene filiales en los principales países de América
latina ha realizado una encuesta a nivel regional para medir el grado de
aceptación del teletrabajo entre los teletrabajadores encuestados.
Los resultados sorprenden y van aún más allá de nuestras previsiones. El
informe indica que solo un 7% de los empleados encuestados optaría por seguir
con su labor en forma permanente desde casa. Ese valor promedio a nivel
regional, se reduce al 4% en nuestro país. Es decir que una ínfima parte de
nuestros actuales teletrabajadores (que deben realizar sus tareas desde casa
con motivo de la emergencia sanitaria) consideran buena esta modalidad laboral.
Los motivos que invocan son similares a los que consignábamos unos días
antes en nuestro blog:
a) La falta de calidad ambiental, es decir no poder contar con un
espacio específico donde exista el mobiliario, la luz, la temperatura y las
condiciones de seguridad adecuados:
b) La ausencia de calidad de los equipos y la conectividad, es decir el
bajo nivel tecnológico del que disponen;
c) El impacto sobre el temperamento de la persona, que influirá en su
capacidad para programar las tareas y las rutinas diarias.
Pero también sorprende que solo un 14% de los uruguayos quiere trabajar
solo en la oficina. Entre esos dos porcentajes está el 77 % de los encuestados (el
2% restante no opina), a los que le
gustaría tener flexibilidad para alternar el trabajo en la oficina y el trabajo
en la caso.
Estos datos nos reafirman en nuestras conclusiones: existe un
teletrabajo bueno (aquél que permite alternar la vida de oficina con la vida de
casa) y otro malo (el que segrega a los teletrabajadores al aislamiento y a la
precarización).
Por lo tanto, atención a la hora de regular el teletrabajo al igual que
cualquier otro trabajo. Lo que puede ser bueno en determinadas circunstancias,
termina volviéndose una sombra muy oscura en otras.
Parabéns, estimado Raso! Sempre completo, cirúrgico e preciso. Abraço, desde o Rio de Janeiro, Lima Teixeira
ResponderBorrarGracias
ResponderBorrarhttps://youtu.be/k2hHKBWWNA0