martes, 29 de septiembre de 2015

Italia: el empleador tendrá derecho a controlar a su empleado con las nuevas tecnología.



La nueva reforma del sistema de relaciones laborales en Italia (denominada con el anglicismo Jobs Act) permitirá al empleador controlar los datos y las comunicaciones de sus trabajadores en el lugar de trabajo o durante el tiempo de trabajo, porque también se autoriza el monitoreo de sus desplazamientos con nuevos y sofisticados sistemas de seguimiento.  Las nuevas normas modifican el art. 4 de la Ley 300 de 1970 conocida como Statuto dei Lavoratori, que expresaba: “Se prohibe el uso de instalaciones audiovisuales y otros instrumentos que tengan por finalidad el control a distancia de la actividad de los trabajadores. Aquellas instalaciones de control que sean necesarias por exigencias organizativas y productiva o por la seguridad del trabajo podrán ser instaladas solo con acuerdo previo de las organizaciones sindicales”.


La modificación permite – sin necesidad de acuerdo sindical – que el empleador pueda controlar el uso que el trabajador haga de los elementos tecnológicos de la empresa. De este modo no solo podrá acceder a la computadora, los emails, chats, etc., sino que podrá reastrar su presencia en horario de trabajo, adentro o fuera de la empresa a través de celulares o sistemas de identificación de acceso o los llamados “badge”, identificadores que operan también a distancia.
Se intensifica así en una país – donde eran reconocidas las tutelas sobre la privacidad e intimidad del trabajador – la llamada telesubordinación.
Conocí una época en que un empleador, si pinchaba el teléfono de su secretaria para escuchar las conversaciones, era considerado un psicópata. Hoy todo vale y fisgonear comienza a volverse algo común y aceptado en la relación de trabajo. 


 Más allá de la inevitable violación de toda privacidad, lo que más resisto es la humillación de ser controlado “por otro”, poder que no admite reciprocidad. ¡Chaplin lo había previsto en su película “Tiempos Modernos”!  
Alguien podrá decir: el “buen trabajador” a nada deberá temerle, porque el control a distancia no perjudica a quien cumple con su deber laboral. A ellos respondo que el tema es más complejo que el cumplimiento del “deber laboral”. Cuando yo doy una clase en facultad creo que lo hago con la mayor responsabilidad y cumpliendo con atención mi deber. ¿Pero que sucedería si monitorearan mis clases?

Seguramente me sentiría “observado”, “juzgado”, “comentado” por quienes no tienen interés en mi clase, pero sí están atentos en donde puedo fallar o cual es mi punto vulnerable o si soy jocoso o aburrido. Seguramente – una vez monitoreado – cambiaría el estilo con que doy mis clases; éstas serían asépticas y formales, sin ningún tipo de creatividad (temeroso que se juzgue mal mi eventual creatividad). En otras palabras, dejaría de ser el mismo docente, para transformarme en un... docente controlado a distancia. Como los modernos juguetes que se regalan a los niños en Navidad.

jueves, 24 de septiembre de 2015

EL COLISEO, ¡UN SERVICIO ESENCIAL!



El 18 de setiembre pasado largas colas de turistas se formaban ante el Coliseo, la Termas de Caracalas y la zona de los Foros Imperiales en Roma, porque una asamblea sindical organizada por los funcionarios de los Bienes Culturales había cerrado el acceso a estos lugares. Los motivos de la huelga estaban vinculados a la falta de seguridad en las zonas arqueológicas los dias feriados, la escasez de funcionarios y la competencia de trabajo “disfrazado” (pasantes y voluntarios). 


La reacción del gobierno fue inmediata: declarar la esencialidad de los servicios que se brindan en el Coliseo y en los demás bienes culturales. El Decreto-ley Nº 146 del 20 de setiembre pasado (aclaramos que un “decreto-ley” es en Italia un decreto con effecto inmediato, que si no es impugnado por el Parlamento, se convierte posteriormente en ley)  agrega a la Ley Nº 146 de 12 de junio de 1990 sobre servicios esenciales, las siguientes palabras: (son considerados servicios públicos esenciales...) “la abertura al público de museos y lugares de la cultura”. Extrañamente – luego de 25 años – el Nº 146 se repite en la compleja cuestión de la huelga en los servicios esenciales
Evidentemente en la confrrontación entre huelguistas y turistas, ganaron los turistas, que no son poca cosa en la economía italiana. Habrá que ver ahora que sucederá en la confrontación entre huelguistas y gobierno...
Ello me recuerda una similar decisión del gobierno español a fines de la década del ’80 que declaró esenciales los servicios del Museo del Prado.
            ¡Que noción compleja la que refiere a la esencialidad de los servicios! No hay dudas que en todo el mundo se cuecen habas.