lunes, 14 de marzo de 2016

EMPLEOS QUE MUEREN, EMPLEOS QUE NACEN



¿Que trabajos están desapareciendo, cuales sobrevivirán? ¿Que nuevas oportunidades de empleo brindarán las nuevas tecnologías?   
            Son preguntas que nos formulamos cada vez que miramos hacia la nueva realidad digital. Sin embargo, nuestras contestaciones parecen ser más bien intuitivas y olfateamos que hay trabajos que se volverán innecesarios y otros que se multiplicarán con las nuevas plataformas, que permiten construir verdaderas super-organizaciones empresariales en el cyber-espacio.
            Pero he aquí que llega una respuesta interesante, que no es fruto de la intuición, sino de la investigación. Un reciente estudio de Christophe Degryse, investigador senior la ETUI (European Trade Union Institut) explora los impactos de la digitalización de la economía sobre el mercado de trabajo. A partir de sus investigaciones, el autor divide tres tipos de trabajo, diferenciados por el impacto que tendrá sobre ellos la era de la automatización y digitalización:
 1. Trabajos de alto riesgo de sobrevivencia

            Los trabajos que desaparecerán o que tienen un “alto riesgo de sobrevivencia” serán: a) los empleos de oficina (secretarias, auxiliares, administrativos); b) las ventas y el comercio en general; c) el transporte y la logística; d) amplias franjas de la industria 
manufacturera; e) la construcción tradicional; f) algunos aspectos de los servicios financieros; g) algunos tipos de servicios (traducciones, consultores impositivos, etc.)



            2. Trabajos con poco riesgo de desaparición
            Otros trabajos permanecerán o tendrán un bajo riesgo de desaparecer. En este grupo, se señalan: a) las actividades vinculadas con la educación, las artes, los  medios de comunicación; b) los servicios legales; c) el gerenciamiento, los recursos humanos (¡que bueno!, agrego yo) y el business (es decir, los “negocios”); d) proveedores de servicios de salud; e) algunos aspectos de los servicios financieros; f)  trabajadores de computer, ingenieros y científicos; g) trabajo social, peluqueros, atención a la belleza, etc.


3. Nuevos trabajos:

            Los nuevos trabajos estarán generalmente vinculados al mercado digital y  referirán a: a) analistas de datos; b) “data miners” (es decir, los trabajos vinculados a la “minería de datos” o exploración de patrones en grandes volúmenes de conjuntos de datos; c) “data arquitects”: trabajadores vinculados a la construcción y diseño de datos; d) expertos en software y aplicaciones; e) especialistas en “networking” e inteligencia artificial; f) diseñadores y productores de máquinas de nueva inteligencia, robots e impresoras 3D; g) expertos en negocios digitales y especialistas en e-commerce

            En la categoría de los nuevos trabajos aparecen también  trabajos más “pobres”, que serán ocupados por los llamados “esclavos de la galeras digitales” (digital galley slaves). Esta nueva mano de obra barata atenderá el ingreso o el filtro de datos en las bases de datos o realizará operaciones mecánicas y repetitivas  en las plataformas digitales.

            ¿Que pasará con los choferes de Uber y otros trabajadores que realizan tareas off-line a partir de plataformas digitales? La respuesta es que serán personas modestas, que compartirán su suerte con trabajadores para tareas menores y eventuales (plomeros, reparaciones del hogar, trabajadores que atienden mascotas y otras actividades eventuales a la economía colaborativa).
            En su investigación Degryse destaca algunas fortalezas y debilidades de la economía digital (con relación al trabajo). Entre las fortalezas, indica la creación de nuevos empleos, una organización del trabajo más “ágil” y la abolición de trabajos rutinarios, mejores condiciones ambientales y nuevas vías de distribución de la productividad. Destaca como debilidades la pérdida de trabajos tradicionales, la aparición de oligopolios “superpoderosos” con la consiguiente concentración de poder y riquezas, no cumplimiento de normas administrativas, laborales e impositivas, mayor polarización de la sociedad (pocos trabajadores en el “top de la escala del éxito” y masas en la base de esa escala). Podrán leer más en DEGRYSE, Christophe (ETUI), “Digitalisation of the economy and its impact on labour markets”, Bruxelles febrero 2016 (disponible en  http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2730550## : clikee download this paper)
            Un consejo personal para mis lectores: comencemos a reciclarnos hacia los nuevos trabajos. Sacudamos la pereza que todos tenemos y alejémonos de nuestra “zona de confort”. El aprendizaje continuo es el desafío de la sociedad del conocimiento (... en el bien y en el mal). 

 

sábado, 5 de marzo de 2016

NUEVAS RELACIONES LABORALES, NUEVAS PALABRAS: LA DISRUPCION


Aunque pocos puedan hoy creerlo, a mediados de los años ’80 del siglo XX, la palabra “globalización” era desconocida. En mis clases de los años ’90 explicaba a los estudiantes que había aparecido en el derecho del trabajo y en las relaciones laborales una nueva expresión – globalización -, que refería a la internalización de la economía: estábamos pasando de una economía con protagonismo nacional a una nueva economía mundializada. Los estudiantes entendían a medias lo que explicaba; hoy todos sabemos que es la globalización y hemos incorporado la expresión en nuestros hábitos cotidianos.
            Las relaciones laborales avanzan, mutan, se transforman y aparecen nuevas palabras (tercerización, TICs, digitalización de la economía, etc.). Hoy les presento una nueva palabra (que quizás algún lector ya conoce): “DISRUPCION”. Es una palabra novedosa que seguramente – como en el caso de la expresión “globalización” - ingresará en nuestros hábitos cotidianos e impregnará las expresiones vinculadas a las transformaciones de las relaciones laborales.
El Diccionario de la Real Academia “on-line” define la palabra como “rotura o interrupción brusca” e indica que es un neo anglicismo. También encontrarán el adjetivo “disruptivo” (“que produce disrupción”, indica el Diccionario).

            Si siguen buceando en la red, encontrarán referencias amplias, relativas a “época disruptiva”, “técnicas disruptivas”, etc., para referirse a un nuevo tiempo (el que comenzamos a vivir) en que los cambios son tan sustanciales y rápidos que producen modificaciones de una intensidad  nunca  experimentada con anterioridad.
            ¿Y que conexión hay entre las relaciones laborales y los disruptivo? La contestación me llega del programa de un congreso al que participaré en Bogotá en el próximo mes de octubre y que evidentemente me obliga a estudiar las técnicas disruptivas y las relaciones laborales
El tema elegido en el Congreso así se define: “El impacto de las tecnologías disruptivas o “aplicaciones tecnológicas” y su incidencia en la relación de trabajo” y el folleto aclara:
"La redefinición de los límites de las relaciones laborales en clave de la incidencia de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones será objeto de análisis para determinar el alcance del rediseño de la subordinación en el marco de las tecnologías disruptivas y su incidencia en la relación de trabajo.
“Resulta seguramente exótico oír hablar de “tecnologías disruptivas”, pero para entenderlo mejor veamos cómo la define Verónica Basulto en su blog de 27 de febrero de 2013: “Se definen como tecnologías disruptivas aquellas tecnologías o innovaciones que conducen a la desaparición de productos, servicios que utilizan preferiblemente un grupo de consumidores”.
“Es decir, son aquellas tecnologías o aplicaciones tecnológicas que innovan un producto o servicio y “rompen” o destruyen el anterior que se ofrecía como dominante.
Los fenómenos nuevos de las “aplicaciones” están revolucionando el mundo del trabajo; los acelerados cambios tecnológicos vuelven obsoletas las calificaciones profesionales del pasado; seguimos estudiando con la mirada hacia atrás, sin prepararnos hacia un futuro, que es difícil definir y “aprehender” (...con la “h”)”.
La disrupción aparece en el escenario de las relaciones laborales bajos nombres que empiezan a ser conocidos por todos nosotros: Uber, Airbnb, Spotify, pero también máquinas de nueva inteligencia, robots, impresoras 3D, etc.
El tema es extremamente interesante para nuevos estudios de las relaciones laborales, pero también obliga a prepararnos ante los cambios bruscos que nos aguardan en nuestro trabajo cotidiano: ¿cuales serán los trabajos del futuro? ¿en qué formarnos? ¿como preparar nuestros hijos ante las nuevas técnicas? 
¿Cuáles son los trabajos que desaparecerán, cuáles seguirán? ¿Cuáles serán las nuevas ocupaciones? ¿Porque algunos serán exitosos programadores y otros quedará relegados a ser “digital galley slaves” (esclavos de las galeras digitales)?
            Son preguntas que inquietan y me gustaría conocer vuestras opiniones.
            Mientras tanto, .... esta historia continua.