jueves, 29 de octubre de 2015

LIBERTAD SINDICAL: VALOREMOS Y CUIDEMOS LO QUE TENEMOS



La semana pasada colegas chilenos me invitaron a abrir su Congreso anual de Derecho del Trabajo en Santiago. El tema que elegí para exponer refería a modelos comparados de relaciones laborales en América Latina, con evidentes referencias a los derechos sindicales
Como dije en la oportunidad, en nuestro continente hay sistemas muy variados y es difícil marcar un “patrón”. De todos modos puede decirse que América Latina se caracteriza por:
         Un fuerte intervencionismo del Estado, ligado a un pasado del autoritarismo político:
         Legislación predominantemente heterónoma y limitada en lo colectivo; y control del Estado sobre el poder sindical:
         Excesiva valoración del formalismo jurídico y de los poderes milagrosos de las normas jurídicas (Ermida hablaba de “fetichismo legalista”);
         Profunda división entre el derecho y la realidad, con la informalidad como un mal común de los diferentes  países.
            Ante la diversidad de los modelos específicos de relaciones laborales – expresé – no es fácil dar opiniones seguras: es posible comparar, marcar diferencias, pero también es cierto que en cada caso para expresar ideas válidas, deberíamos ingresar en la realidad profunda de las culturas, las políticas y la economía de los países, conectando “su” intransferible realidad con su producción de normas. No hay modelos perfectos: cada modelo se construye en la genética de su sistema y de su historia de las relaciones laborales
            De todos modos es evidente que el derecho colectivo uruguayo es la excepción  en el continente: su autonomía, un Estado que interviene para promover la libertad sindical, el protagonismo del sistema de Consejos de salarios muestra la existencia de una amplia libertad sindical, con derechos que son efectivos.
            Esta afirmación – por supuesto positiva – me lleva a otra reflexión. ¿Será siempre así? ¿Los derechos sindicales que hoy tenemos son para siempre?, y también ¿Los derechos sindicales y laborales serán siempre una escalera que sube, y nunca baja?


No sé contestar a estas preguntas; no tengo el don de los presagios. Creo en cambio – y esa es la idea con la que volví de Santiago – que a grandes derechos corresponden grandes responsabilidades. Quienes no saben cuidar y valorar sus derechos, sus bienes, su patrimonio, están condenados a perderlos.
            Un filósofo que vivió entre el siglo XVII y XVIII – Gian Battista Vico (que he leído mucho, quizás también porque los dos nacimos en la misma ciudad, con diferencia de pocas cuadras) – hablaba de “i corsi e ricorsi della storia”. Un mal traductor (traduttore-traditore) podría traducir la expresión como “los cursos y recursos de la historia”, y seguramente nada entenderíamos. Un buen traductor – si rioplatense, mejor – traduciría “las idas y vueltas de la historia”. Vico expresaba que la historia es así: tiene idas y vueltas;  no avanza de forma lineal empujada por el progreso, sino en forma de ciclos que se repiten, es decir, que implican siempre avances y retrocesos.
Mi amigo Prof. Zapirain, con el cual disfruto debatir, considera que en cambio el progreso siempre avanza hacia “más” y cita al sociólogo norteamericano Robert Nisbet (“La Historia de la Idea del Progreso). Quizás también pueda haber una línea intermedia: la historia implica avances y retrocesos, pero siempre apuntando hacia más.

            De estas reflexiones nació el título de esta nota: cuidemos los derechos sindicales, cuidemos y valoremos el sistema uruguayo de relaciones laborales. Construyamos las necesarias responsabilidades para que se entienda que es malo abusar de los derechos. Perder los derechos por abuso, por creer que “el que puede” siempre podrá es un desacierto, del que la historia da innumerables ejemplos. Esa es tarea de todos y en especial de los relacionistas laborales.

lunes, 5 de octubre de 2015

Presentación de libro sobre trabajo y salud



El año pasado, al comentar la Ley 19.196 a las pocas semana de su aprobación, recordaba una expresión del sociólogo alemán Beck Ulrich: “Vivimos una sociedad del riesgo... Los avances tecnológicos generan peligros, muchas veces ni siquiera imaginados al momento de tomar decisiones económicas, comerciales y productivas”. También decíamos que existía una responsabilidad del Estado, empleadores y trabajadores para construir una cultura de la seguridad, en nuestro caso la seguridad laboral.
Con la Ley 19.196 nuestro país se insertó en un proceso que busca  reforzar responsabilidades y seguridades en caso de accidentes de trabajo. Hoy, un año y medio después, ¿hemos avanzado?, ¿cuáles son los pasos que debemos dar? ¿es necesario apostar a una ley general de la seguridad en el trabajo.
Seguramente algunos de estos puntos serán objeto del debate que tendrá lugar el próximo miércoles 7 de octubre a las 14 horas  en las instalaciones de la Sala "Francisco Acuña de Figueroa", del Edificio Anexo al Palacio Legislativo, en oportunidad de la presentación del libro que reúne los trabajos de las “Jornadas Académicas en defensa de la vida” organizada el pasado año por el SUNCA.
Los asistentes al evento del próximo miércoles podrán retirar gratuitamente un ejemplar de la publicación.