martes, 20 de septiembre de 2016

¡LOS PATRONOS EN HUELGA!



            Las relaciones laborales se transforman, el mundo cambia y los patronos declaran huelga. No se trata de un lock-out   (o cierre patronal contra trabajadores), sino  de  una verdadera medida  gremial  de huelga, declarada   por empleadores en conflicto con... otros empleadores.
            Leo en el diario El País de hoy (20.09.2016): “TALLERES PARALIZAN REPARACIONES. Desde ayer, los asociados al Centro Talleres Mecánicos de Automóviles han paralizado las reparaciones de siniestros derivados de aseguradoras privadaS, por el plazo de 30 días, en el marco del conflicto existente por las tarifas fijadas por las aseguradoras. La medida no alcanza a vehículos del BSE”.
            Más allá de la curiosidad que suscita la noticia, la misma viene a confirmar nuevas situaciones que se producen en el ámbito de las relaciones laborales. En épocas de globalización y de cadenas de suministros, las empresas pequeñas muchas veces tienen vínculos de dependencia con las grandes empresas (generalmente multinacionales) no diferentes al del trabajador común. Surge así un nuevo foco de conflicto intra-empresarial, en la que la pequeña empresa es el contratante débil y la gran empresa despliega el mismo poder que tiene frente a trabajadores comunes. Si el trabajador declara la huelga para solicitar un aumento del salario, en este caso los patronos van al conflicto reclamando una mejora de las tarifas. Los nombres pueden ser diferentes, pero las causas del conflicto son las mismas.
            Dos consideraciones ante la noticia que leo en el periódico.
            La primera consideración es que – como he dicho en otras oportunidades – en Uruguay las pequeñas empresas son nacionales y las empresas grandes generalmente son transnacionales. No hay chovinismo en esta afirmación. Simplemente hay que reconocer que la empresa pequeña en una economía global va a depender cada vez más de la gran empresa: la subcontratación es, en mi criterio, el destino común de la mayoría de las micro y pequeñas empresas nacionales.
            La segunda consideración apunta a un aspecto más jurídico. Reconocida esta dependencia y justificadas las razones del conflicto (no muy diferente en su esencia del conflicto entre un empleador y un trabajador), ¿los patronos de pequeñas o microempresas están alcanzados por los derecho  - o algunos derechos – propios de la libertad sindical? ¿en particular, el derecho de huelga  se extiende a los pequeños patronos en conflicto con las grandes empresas? Nuestro colega Marcos Lima ha escrito recientemente que “no se observan en el ordenamiento jurídico nacional normas, que impidan el derecho de huelga a los trabajadores parasubordinados o autónomos. En tal sentido el artículo 57 de la Constitución reconoce a la huelga como un derecho “gremial”, sin hacer ninguna clase de distinción, y mucho menos, reservando este derecho en exclusiva a trabajadores dependientes. En tal sentido, cita a Ricardo Mantero, quien expresa  que “…el criterio de la subordinación, para determinar el ámbito subjetivo de la huelga, peca de excesivo formalismo, sin tomar en consideración la realidad socio-económica subyacente”.
            Evidentemente las diferencias entre el trabajador autónomo y el micro-empleador o pequeño empresario son pocas. De aquí que la noticia del conflicto de los talleristas contra las aseguradora abre nuevos espacios en el campo de las relaciones laborales, que obligan a todos a estudiar y reflexionar sobre el tema en época de transformaciones.

jueves, 1 de septiembre de 2016

LA (DURA) CURVA DE LA SONRISA



Entre las nuevas expresiones de la globalización y de las transformaciones del trabajo están las cadenas de suministro, que hoy se extienden más allá de los territorios nacionales
            Podemos en forma elemental expresar que una “cadena de suministro” es un proceso de producción que incluye propietarios de marcas y know-how,  proveedores, manufacturas intermedias, almacenajes (logística), canales de distribución, tiendas de venta mayoristas o minoristas.
            David Blanchard define a la cadena de suministro como: “La secuencia de eventos que cubren el ciclo de vida entero de un producto o servicio desde que es concebido hasta que es consumido”.
            En el mundo global y altamente tecnificado, la “cadena de montaje” en la que trabajaba el Carlitos de los “Tiempos Modernos” se transforma en un proceso productivo interempresarial. Chaplin cumplía una función específica en la cadena de montaje fordista; las nuevas empresas (entre las que hay muchas PYMES de países de escasos recursos) sustituyen al obrero del industrialismo clásico, para realizar una “función específica” en un nuevo proceso de “producción en cadena”, en el que ya no hay cintas transportadoras, pero sí especialidades que cada empresa aporta al producto final.
            Básicamente en una cadena de suministro hay tres momentos: la concepción y desarrollo de un bien o servicio, su producción y la llegada final al consumidor. Esta concepción supera los criterios tradicionales del empleador complejo o de la tercerización: existe una secuela de empresas independientes, donde que cada una – como el obrero de la cadena fordista – recibe de “otro” un insumo o un avance del producto, para añadirle un valor agregado, y entregarlo a un nuevo “otro”, hasta que el producto está completo y llegue al cliente.
            Esta nueva modalidad de producción modifica toda anterior forma de fabricación y distribución. Como indica Michael E. Porter, Ph. D. de la Universidad de Harvard, "En el futuro, la competencia no se dará de empresa a empresa, sino más bien de cadena de suministros a cadena de suministros."
            El tema es de tanta actualidad, que en la reciente Asamblea General de la OIT (junio de 2016) ha sido aprobada una resolución sobre  El trabajo decente en las cadenas mundiales de suministro”. La resolución refiere a aquellas cadenas de suministro supranacionales, en la que participan empresas manufacturares o comerciales de países de menores recursos. En el mismo se indica que las cadenas mundiales de suministro han creado oportunidades para el desarrollo económico y social en muchos países en desarrollo, pero a medida que se intensifica el trabajo a lo largo de la cadena de suministro, y los productores intentan responder a las demandas de sus compradores, la presión competitiva también van en aumento, en desmedro de la calidad del trabajo.
            ¿Pero porqué “la curva de la sonrisa”?
 


            Como expresan  Bianchi y Szpak, la cadena internacional de suministro ha dado lugar al término “curva de la sonrisa”, porque las actividades de mayor valor agregado como la concepción, diseño y desarrollo de un bien – etapas iniciales de una cadena de valor - así como el marketing, publicidad, desarrollo de marca, servicio posventa, etc. – últimas etapas -suelen conservarse en los países del centro; mientras que las etapas intermedias con poco valor agregado como la fabricación, se deslocalizan a países con menor grado de desarrollo. De esta forma queda conformada una parábola invertida donde los extremos corresponden a tareas con alto valor agregado, habiendo un mínimo de valor agregado en las tareas descentralizadas en países de menor grado de desarrollo.
 ¿Llegará un día en que la sonrisa se afloje y también nosotros - los del medio - podamos realmente sonreir?



Para los interesados en conocer el interesante documento de la OIT sobre trabajo decente y cadenas mundiales de suministro, agregamos el enlace correspondiente:


OIT trabajo decente y cadenas mundiales de suministro