domingo, 27 de agosto de 2023

340.000 trabajadores de UPS acuerdan convenio colectivo

Una de las más grandes empresas de correo y logística norteamericana - UPS - ha firmado un convenio colectivo de 5 años de duración con el poderoso sindicato International Brotherhood of Teamsters, que representa a unos 340.000 empleados de la compañía en Estados Unidos.

En el marco de un sistema complejo de relaciones laborales, donde los trabajadores de otras multinacionales de la logística (como Amazon) encuentran dificultades para la construcción de solidaridades, importa destacar la noticia de este convenio colectivo, que reconoce importantes beneficios a los trabajadores de UPS.

Entre estos beneficios se incluye no solo un importante incremento salarial, sino también la creación de más empleos de tiempo completo a los que podrá aspirar los actuales emplelados contratados a tiempo parcial. Entre las curiosidades de la negociación también se destaca la inclusión de aire acondicionado en los locales de labor y en los medios de transporte.

El Sindicato - literalmente la “Hermandad Internacional de Camioneros” - es una organización de Estados Unidos y Canadá formada hace más de 100 años (1903) y que engloba actualmente a unos 1.300.000 trabajadores y que se ha extendido a diversas actividades públicas y privadas, como en este caso la logística.  

El Presidente del sindicato Sean M. O'Brien señaló que “nuestros miembros acaban de ratificar el acuerdo más lucrativo que los Teamsters jamás hayan negociado en UPS. Este contrato mejorará las vidas de cientos de miles de trabajadores, significando un nuevo estándar, que eleva el listón de salarios, prestaciones y condiciones laborales en el sector.  Este es el modelo de cómo se debe pagar y proteger a los trabajadores en todo el país, y es mejor que las empresas no sindicalizadas como Amazon presten atención".

Según indican las fuentes sindicales, los trabajadores a tiempo parcial verán elevada su compensación a un mínimo de 21 dólares/hora, y los que están a tiempo completo a 49 dólares/hora, lo que hará en especial en relación a sus choferes "los mejores pagados de la nación".


 

miércoles, 23 de agosto de 2023

Hollywood: una huelga del siglo XXI

Guionistas y actores enfrentan la IA

Es posible analizar la huelga de guionistas y actores de Hollywood desde diversas perspectivas: son trabajadores autónomos quienes proclaman la huelga, instituto generalmente atribuido a trabajadores subordinados; su dimensión nos obliga a remontarnos a los años ’60 para recordar un conflicto de tal envergadura; el impacto de la huelga podría causar daños por más de 4.000 millones de dólares a las empresas productoras de la llamada “industria del entretenimiento”.

La huelga - más allá de sus resultados - será recordada como la primera gran huelga del siglo XXI contra la Inteligencia Artificial.

Iniciado el 2 de mayo de 2023 por los guionistas, a los que se acoplaron los actores el 13 de julio, el conflicto no apunta solo (como toda huelga) a una mejora de los salarios y de las condiciones laborales, sino que pretende precisar el uso de la inteligencia artificial en la producción de películas y programas de televisión, a los efectos de garantizar que ideas, relatos e imágenes no puedan ser reproducidas o multiplicadas por la IA, sin la autorización de sus autores. 

El escenario y los protagonistas de la huelga

El conflicto de Hollywood enmarca dos huelgas paralelas y  complementarias: la huelga del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA), que representa nada menos que a 11.500 guionistas y la huelga de SAG-AFTRA (el sindicato de actores y actrices, que reúne más de 160.000 afiliados) contra la AMPTP (Alianza de Productores de Cine y Televisión), dueños de los estudios cinematográficos y televisivos principalmente de la locación californiana. Cabe recordar que es la primera huelga de magnitud que actores y actrices promueven en los últimos 40 años. 

El uso de la IA en la industria también ha generado preocupaciones en la Alianza Internacional de Empleados de Escenarios Teatrales, la cual es encabezada por VFX Union.

El nudo del conflicto

El punto central del conflicto radica en la cuestión de como proteger el trabajo humano de un guionista o de un actor, ante una IA cada vez más preparada para construir guiones, multiplicar apariencias, alterar voces e interpretaciones de un actor. No se trata solo de textos o del aspecto de un actor, sino también de la voz de locutores, que saben que la IA ya ha reconstruido las voces de Andy Warhol y del también fallecido chef Anthony Bourdain, mientras que en Brasil una pieza publicitaria de la industria automovilística recrea la cantante Elis Regina.   

¿Cuál es el impacto de la IA en la producción artística y como se vincula a las ideas o imágenes de los creadores? ¿Cuál es la cuota de creación de la tecnología y la base humana en la que se apoyan los algoritmos “creativos”? ¿Cómo separar ambos aportes - el del ser humano y el de la IA - en la redacción de un contrato de trabajo?

El nudo del conflicto radica precisamente en definir los límites contractuales que deberán aplicarse a la IA, para la reproducción de imágenes de actores y actrices, o para la construcción de un relato o una historia “cinematográfica”.

En este escenario, comprobamos que la IA ha dado un paso más hacia el futuro: ha nacido “la IA generativa”:

¿Qué es la Inteligencia Artificial “generativa”?

Un nuevo atributo califica la IA de última generación - la que desata el conflicto de Hollywood -,   que seguramente se extenderá en el futuro a la mayoría de las actividades humanas (en lo más cercano a nosotros, pienso en la docencia, el ejercicio de la profesión, los fallos judiciales, la redacción de textos más o menos científicos, los periodistas, etc): el atributo “generativo” indica que la IA  “genera” ideas, textos, imágenes o sonidos propios a partir de los millones de datos, de los que se apropia en el  entorno humano. 

Marcelo Granieri, profesor de la OBS Business School, nos ayuda a precisar el concepto: “La Inteligencia Artificial Generativa (IAG) es una rama de la inteligencia artificial que se enfoca en la generación de contenidos originales a partir de datos existentes. Esta tecnología utiliza algoritmos y redes neuronales avanzadas para aprender de textos e imágenes, y luego generar contenidos nuevos y únicos”.  

Esa misma IA generativa además de “construir” imágenes y relatos, tiene el poder de modificar caras y textos. El periodista Andrew W. Dalton de Associated Press señala la presencia cada vez más disruptiva de las tecnologías en los productos cinematográficos. Se rejuvenecen actores, se generan imágenes animadas de los mismos, se puede reproducir al infinito imágenes de un individuo, sin su consentimiento o con contratos miserables, que autoricen la perpetuación de las mismas. 

Los derechos humanos fundamentales están en juego

Como expresa el comentarista Marco Aurelio Serau Jr., la recreación de imágenes y voces digitales de artistas sin su permiso o sin una contrapartida económica justa, implicará una apropiación indebida de valor captada sobre bases eminentemente tecnológicas, transformando formas de trabajo material en un trabajo inmaterial. Es una evidente afectación a derechos humanos fundamentales y personalísimos, como son los que emanan de la propia materialidad del cuerpo o de la mente del artista, ya sea actor o escrito. 

La reproducción ilimitada de ideas e imágenes, sin una adecuada compensación.  afecta los derechos de propiedad intelectual e integridad artística, así como los propios derechos de imagen. También debe recordarse que la asimetría de poder entre los productores y la mayoría de guionistas y actores (especialmente aquellos que se desempeñan como figurantes en escenas masivas) puede llevar a la firma de contratos leoninos, por lo que la cesión sin límites temporales del derecho por sumas irrelevantes puede llevar a una verdadera aniquilación del derecho mismo. 

De lo que aquí se trata, como ha dicho el sindicato de actores y actrices, es de proteger el “trabajo creado por humanos”, incluidas las alteraciones de la “voz, la apariencia o la interpretación” de un actor. Por su parte el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos dijo que permitiría el uso de IA, pero sólo en la medida en que fuera una herramienta para que la usaran en su propio trabajo. Estarían dispuestos, potencialmente, a dar forma a las historias con la ayuda del software de IA. Pero no quieren que afecte los créditos que son esenciales para su prestigio y sueldo.

En las duras negociaciones, la agrupación de los productores de cine y televisión (AMPTP), que representa a más de 350 empresas del sector, dijo en un comunicado a modo de  respuesta que sus ofertas incluían una “propuesta de inteligencia artificial que protege las imágenes digitales de los artistas, incluido un requisito para el consentimiento de los artistas para la creación y el uso de réplicas digitales o alteraciones digitales de una actuación”. Pero al mismo tiempo los productores señalan que los escritores “quieren usar esta tecnología como parte de su proceso creativo, sin cambiar la forma en que se determinan los créditos, lo cual es complicado dado que el material de IA no puede tener derechos de autor”.

Reflexiones conclusivas

La primera reflexión/sensación que produce el conflicto de Hollywood es que el poder de las tecnologías se vuelve cada vez más irresistible para el ser humano. Cuando examinamos más de cerca la opinión de trabajadores y empleadores, comprobamos que todas las partes involucradas en las huelgas reconocen que el uso de la tecnología es inevitable. Pero al mismo tiempo, el conflicto indica que es necesario establecer controles legales a toda producción creativa. 

¿Qué injerencia tendrán autores y actores en la gobernanza de la IA? Y, nosotros, los docentes, abogados, jueces, periodistas, psicólogos, músicos, artistas, y cada vez más “etc., etc.”, sabremos manejar la IA para que favorezca nuestra labor o terminaremos por ser sustituidos por una serie infinita de algoritmos “generativos”. 

La huelga de “Hollywood” parece algo distante (conceptualmente y geográficamente) de nosotros, pero la IA no conoce territorios, y lo que hoy nos llama la atención porque involucra el mundo artístico del primer mundo, ineludiblemente aterrizará entre nosotros en amplios espacios de actividad, sin que nos demos cuenta . 

Hace pocos días vi la impactante película Oppenheimer (de paso, comento que todo el reparto de la película se plegó a la huelga) y comparo el terrible hongo atómico con el avance silencioso de la IA. En ambos casos la mente humana generó sus dos principales enemigos y ahora - avanzado el siglo XXI - no sabemos como retomar el control de lo que compusimos.

Paradójicamente el ser humano - como aquel Ratón Mickey, aprendiz de brujo, que vi de niño en la pantalla de un cine de barrio - ha desobedecido las reglas que determinaron su privilegiada condición en el planeta, y está en camino de perder el control de sus propios actos. 

¿Estamos aún a tiempo para limitar los efectos de la IA sobre nuestras vidas y nuestro trabajo? ¿Nos daremos cuenta que la huelga de los actores, actrices y guionistas de Hollywood, no es “su” huelga, sino que debe ser nuestra “propia” huelga global?

En este tema, como en tantos otros, la peor estrategia es mirar para el costado…