lunes, 11 de diciembre de 2017

INDUSTRIA 4.0: UNA PUESTA A PUNTO



Acabo de regresar de Bergamo (Italia), donde he partecipado de los trabajos del Coloquio Internacional sobre  “Factores y competencias habilitantes para la Industria 4.0”. El encuentro se realiza a un año de distancia del aquél celebrado en la misma ciudad en noviembre de 2016 sobre “El futuro del trabajo: una cuestión de sostenibilidad”.
            La reunión me permitió una puesta a punto sobre conceptos y contextos de los nuevos paradigmas de las relaciones laborales, afectador por la rapidez de las mutaciones tecnológica. Cuando en Uruguay hablamos de Industria 4.0 tengo la sensación que consideramos el tema como propio de otras galaxias. ¿Qué tenemos que ver nosotros con la Industria 4.0? Y sin embargo alcanza con mirar las transformaciones del sistema financiero y bancario o la presencia cada vez más sofisticadas de máquinas en el sector de la salud, para darnos cuenta que en un mundo global nada nos es ajeno.
            Conceptos como digitalización, automatización y robotización están a la vuelta de la esquina y así lo reconoce nuestra Presidencia de la República, cuando a través de la Oficina de Presupuesto y Planeamiento (OPP), presentó en setiembre último el trabajo sobre “Automaticación y Empleo”, que ya hemos citado en diferentes oportunidades[1] . En nuestro país - como en los demás rincones del mundo - por lo menos la mitad de los empleos que conocemos serán sustituidos en los próximos 20 años por máquinas. Ante esta realidad, hay quienes ponen la cabeza en la arena para no ver el futuro, y los que estudian el futuro, para prevenir los efectos más negativos. También es cierto que se crearán muchos nuevos empleos, pero aún no sabemos cuáles.


Muy destacable en el Encuentro de Bérgamo fue la mesa redonda del 2 de diciembre pasado, en la cual diferentes expertos (especialistas en relaciones laborales, ingenieros, sociólogos, etc.) discutieron sobre el trabajo del futuro.
            La mesa redonda fue coordinada por Michele Tiraboschi, profesor de la Universidad de Bérgamo y Director de ADAPT, la entidad organizadora. Tiraboschi destacó la necesidad de examinar la nueva problemática desde una perspectiva multi- disciplinaria, que es la única que permite en la actualidad aprehender en sus diversos aspectos la cuestión del futuro de la automatización y del trabajo, que involucra empresas, personas y organizaciones en el paradigma de la Industria 4.0. También recordó que la profesionalidad del futuro será interdisciplinaria y las competencias laborales marcarán - para arriba o para abajo - el nivel de esa profesionalidad.




Federico Butera, experto en relaciones laborales y con formación en derecho y sociología en la Universitá degli Studi di Milano - Bicocca, expresó que los caracteres del nuevo trabajo implican conocimientos, acompañados por la  responsabilidad de los resultados y la mezcla de competencias técnicas y sociales. En un mundo de alta tecnología, será relevante la “emoción”: “el lugar de trabajo está adentro de la persona” - afirmó - y de algún modo “hay que desaprender, para volver a aprender”.
            Pero Butera también reconoció que hoy en Italia el 25% de los jóvenes son “ni/ni” (ni estudian, ni trabajan), mientras por otra parte hay en su país 150.000 puestos de trabajo no ocupados por falta de competencias.  




Paolo Gubitta (Universidad de Padúa) desarrolló su concepto de “trabajo híbrido”, es decir un trabajo mezcla de conocimientos y competencias. “Las empresas - expresó -  solicitan trabajadores, que además de los conocimientos técnicos y profesionales, tengan: a) competencias digitales e informáticas; b) habilidades de comunicación; c) modalidades de colaboración en el ambiente de trabajo, que hoy es menos jerarquizado. Por lo tanto los conocimientos técnicos profesionales se valorizarán o desvalorizarán en la medida que el trabajador posea esas otras habilidades.
Con relación a la cuestión de la formación continua, destaco la idea de Gubitta que “no hay que saberlo todo”; el riesgo de quien todo lo sabe es la sobrecalificación. Pero sí es necesario saber lo suficiente, que significa conocimientos técnicos propios de una profesión + competencias y habilidades. Con relación al tema “conocimientos/competencias” - expresó - se plantea un conflicto generacional en la empresa, porque los trabajadores de más edad no siempre tienen las competencias que requiere la actual organización del trabajo: por lo tanto muchas veces las expectativas de carrera de los trabajadores mayores serán desatendidas.






Mario Mezzanzanica, docente de Sistemas informativos de la Universidad de Milán-Bicocca, recordó que según los autores Frey y Osborne, el 65% de los niños de primaria trabajarán en trabajos que hoy aún no existen. Ello implica el desafío de formar para tareas que todavía no se conocen, pero que significarán más competencias que habiliten a trabajar según un modelo de Industria 4.0.





 Destaco - para entender mejor la Industria 4.0 -, lo expresado por el Prof. Luciano Pero, ingeniero del Politécnico de Milán: “Las tecnologías 4.0 no son máquinas que se compran y solo hay que entrenar al obrero para ponerlas a andar. Son algo más complejo: Son un conjunto de sistemas, máquinas, algoritmos, y organización del trabajo”. Eso es la Industria 4.0: trabajo + competencias + organización del trabajo en un sistema de experiencia continua.
 


Luciana Mazali del Politécnico de Turín señaló que el trabajo del futuro dividirá la sociedad en trabajadores de alto niveles de competencias y trabajadores pobres ocupados en tareas que conforman la llamada “gig economy”. Señaló que en la nueva sociedad automatizada, aparece el artesano digital, que podrá tener importantes conocimientos en materia de algorítmos, pero cuya actividad estará ligada a un teletrabajo modesto de muchas horas. Una retribución magra, insalubridad, aburrimiento y aislamiento acompañarán a este trabajador digital del  futuro

En la experiencia de Bérgamo se conjugan la fascinación de un mudo futuro en rápidas transformaciones y la preocupación por el ser humano, que no siempre podrá adaptarse a las nuevas formas productivas: Pienso en especial a los jóvenes con poca instrucción y los adultos sin habilidades suficientes para reconstruir su propia profesionalidad.

Importa la consideración de Francesco Seghezzi de ADAPT, que publicó en estos días el excelente volumen “La nuova grande trasformazione: lavoro e persona nella 4a Rivoluzione Industriale”, y que así concluye: “El principal desafío sigue siendo como conservar la dimensión cultural y antropológica del trabajo, que no es otra cosa que la afirmación de la dignidad y construcción integral de la persona”.
En definitiva el problema sigue siendo el destino del hombre inexorablemente ligado al futuro del trabajo. La frase citada de Seghezzi con relación a la dimensión humana de la Industria 4.0 en definitiva no está tan distante de lo que hace casi un siglo afirmaba Sinzheimer: “Quien presta un trabajo, no entrega un objeto patrimonial, sino qiue se de a sí mismo; el trabajo es el hombre mismo en su cuerpo y su espíritu”.