viernes, 1 de mayo de 2015

Recordando a los mártires de Chicago


     El 1° de Mayo de 1886 fue sábado; un sábado hermoso y soleado, en el que nadie murió.
     Ese día las organizaciones de sindicatos de los Estado Unidos convocaron a una campana nacional de huelga y manifestaron en reclamo de la jornada de 8 horas. 
   Un día radiante: 40.000 obreros, encabezados por Albert Parsons, desfilaron orgullosos por la ciudad. Fue una espléndida y pacífica jornada de acción sindical. Nada más aconteció el 1° de mayo de 1886.
    Pero el 3 de mayo, la Fábrica Mc Cormick, cuyos trabajadores estaban en huelga desde hace dos meses, contrató rompehuelgas. Hubo enfrentamientos entre huelguistas, rompehuelgas y policías, con un resultado de seis obrero muertos.
            Los trabajadores manifestaron el día 4 de mayo en la Plaza Haymarket contra los hechos de violencia. Intervino la policía para reprimir y en los incidentes estalló una bomba que mató un policía. La respuesta  fue una balacea sobre la multitud con el resultado de 38 trabajadores muertos.



Los líderes de ese movimiento fueron enseguida encarcelados. Recordemos sus nombres: los norteamericanos Parsons y Neebe, el inglés Fielden, y los alemanes Spies, Shwab, Fischer, Ling y Engels. La mayoría eran obreros europeos que - en el norte como en el sur de nuestro continente - junto a la miseria trajeron ideas, rebeldía y cultura obrera.




  Luego de un escandaloso proceso, fueron ejecutados Parsons, Spies, Fischer y Engel, mientras Ling se suicidó en la cárcel. Pero estas muertes no fueron en vano y constituyeron la semilla de un movimiento sindical que crecería en el mundo en defensa de los derechos de los trabajadores.

Uno de los jurados, cuando se le argumentó la inocencia de los acusados, confesó: "Los colgaremos lo mismo. Son hombres demasiado sacrificados, demasiado inteligentes y demasiado peligrosos para nosotros". 

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