Hace algunas
semanas expresé que la crisis actual - producida por la pandemia del COVID 19 -
marcaba el verdadero comienzo del siglo, así como el siglo XX comenzó al final
del primer conflicto mundial. Ello es así porque entiendo que a partir de este
momento cambiarán muchas cosas: nuestra subjetividad, el crecimiento de la
heterogeneidad social, los vínculos entre nosotros y el espacio digital y
cuestiones tan importantes como los valores de la libertad y la seguridad.
Aterrizo esta
idea algo abstracta a un suceso concreto: las nuevas formas a distancia para la
protección de nuestra salud, que han adquirido el nombre oficial de
“telemedicina”. Y paradójicamente la pandemia, que tantos problemas genera en
nuestros países, se está volviendo el laboratorio perfecto para el desarrollo
de la telemedicina.
Dos
cuestiones me mueven a los comentarios en el “post” de hou: a) en primer lugar
la aprobación - en plena emergencia sanitaria - de la Ley 19.869 de 2 de abril
de 2020, sobre la que he escuchado escasos comentarios desde la perspectiva del
derecho del trabajo y de las relaciones laborales; b) el segundo motivador ha
sido un “conversatorio” (es decir un encuentro entre colegas de distintas
disciplinas) para debatir a partir de la exposición del Prof. Fernando
Bertolotto, Director de la Unidad de Investigación de la Facultad de Enfermería
del Uruguay) sobre el tema de la telemedicina en los procesos de cuidado en la
salud.
La lectura
del texto legal y los temas y los problemas discutido en el conversatorio nos
plantean el desafío de estudiar e investigar cuestiones nuevas, saliendo de la
“zona de confort” de los temas habituales en los cuales nos movemos.
En esta
primera aproximación, destaco tres, que debería ser un punto de partida para la
reflexión:
1. La formación y reconversión profesional
del personal de la salud
Al hablar de
personal de la salud, entendemos no solo a las/los médicas/os, sino también a las/os
licenciadas/os en enfermería y a las/os auxiliares de enfermería, es decir un
universo amplio, que en Uruguay - según informaba el Prof. Bertolotto - abarca
136.460 trabajadores, que conforman el 8,4% de la población ocupada en el país.
Si parte de la solución del problema es
formar a las nuevas generaciones en el desarrollo de competencias que permitan
ser eficiente en la medicina a distancia, no debe olvidarse el tema de la
reconversión profesional que obliga a recalificar personal de la salud - muchos
con una edad superior a los 45 años -, para los cuales el pasaje a la
telemedicina puede ser un obstáculo al desarrollo de sus carreras o -
directamente - marcar la pérdida de su trabajo y expulsión del sistema del
relaciones laborales.
2. La cuestión de la telemedicina y el
multiempleo.
Una
característica muy notoria en la salud es la presencia “normal” del
multiempleo: jornadas de 6 horas, salarios bajos, necesidades continuas de
personal, conforman el contexto en el que se ha desarrollado en el correr de
décadas el multiempleo como característica de este trabajo.
Mientras que
en la actividad presencial es fácil organizar turnos rotativos de trabajadores,
parece más dificil organizar esos turnos entre teletrabajadores, que podrían
quedar a disposición continua de los usuarios. Por ejemplo, un paciente podría querer
comunicarse siempre - a cualquier hora del día y de la noche - con el mismo
médico o la misma enfermera, porque son de su confianza. De optar por una
tele-rotatividad habrá que desarrollar sistemas que permitan a la enfermera que
asuma el turno, tomar conocimiento de la situación de los enfermos en el turno
anterior. De todos modos parecería que una importante mutualista local está
implementando la presencia de robots que intervendrían como forma de conexión
entre un turno y otro del personal médico o paramédico teleconectados.
3. La gestión de recursos humanos y
robóticos
En nuestra
clases de relaciones laborales hemos dicho en más de una oportunidad que el
gran desafío de los gerentes de recursos humanos en el futuro, será el de organizar
el trabajo de personas y robots. Esta idea, que hace uno o dos años podía despertar
curiosidad, hoy se materializa plenamente en la nueva experiencia de la
telemedicina.
Los grandes
desafíos de la gestión de hombres y máquinas (vinculados por diversos
instrumentos, desde una tablet a un celular, desde una aparato para tomar la
fiebre o la presión distancia a la realización de telediagnósticos y expedición
de recetas) refieren precisamente a cómo organizar tiempos de trabajo,
modalidades de conexión, recalificación de quienes no estén aptos para
interactuar con la máquina, ambientes de trabajo con su respectiva
conectividad. Y podríamos seguir con un largo etc., etc., etc.
Conclusión: La intención de este post
es muy modesta. No pretendemos señalar soluciones, para las que no estamos
preparados. Pero es evidente que los problemas planteados exigen efectivamente respuesta
a breve plazo. La ley ya ha comenzado a andar: la telemedicina pondrá en
contacto el personal de la salud con los datos sensibles del paciente; los
factores de riesgo sobre la salud del paciente se multiplicarán si no existirá
la necesaria pericia en los ejecutores de las prestaciones y en quienes deberá
organizar ese trabajo, mientras una pregunta se impone: ¿los cuidados humanos y
presenciales irán desapareciendo?.
Es un desafío
para todos nosotros, que nos obliga a centrarnos en la investigación y estudio
de un tema nuevo, pero que también provoca el interés que nos llevará de algún
modo a zambullirnos directamente en la medicina
Hola Juan, muy interesante. Un comentario referido al multiempleo en el sector. Creo que la telemedicina tiene un aspecto favorable para esta condición, y es que desde un mismo lugar que no necesariamente debe ser el hospital en que trabaje (puede ser su casa o consultorio personal, por ejemplo) podrá atender pacientes de distintas instituciones, sin tener que estar trasladándose de un lugar a otro. El tema de conexión del paciente para que no pueda contactar fuera del turno del profesional entiendo es un tema sencillo de solucionar con herramientas tecnológicas.
ResponderBorrarEn definitiva, creo que puede generar beneficios para los profesionales, y puede favorecer al paciente que le evitará el traslado (con lo que apareja de tiempo y costos) cuando quiere realizar una consulta que no exija un examen presencial del médico. Abrazo,