Para los laboralistas
– quienes nos consideramos de cultura cristiana o no – el nombre del nuevo
Papa, Leon XIV, no es un nombre neutro:
nos recuerda al gran Papa Leon XIII, quien pasaría a la historia por ser el
autor de la Encícliva “Rereum Novarum” (De
las cosas nuevas), la primera gran
respuesta de la Iglesia a la explotación industrial del siglo XIX:
Al hablar de las
transformaciones del trabajo con especial referencia al siglo XIX, escribí en
momentos de analizar las transformaciones del trabajo: “Frente
al fracaso de las protestas contra la explotación obrera, fueron adquiriendo
fuerza nuevas ideologías (marxismo, anarco-sindicalismo), que preconizaban la
caída del capitalismo, víctima de sus contradicciones internas y del desarrollo
de la lucha obrera. También aparecieron posiciones radicales pero que tuvieron
un gran impacto en la historia industrial, como la expresada en el pensamiento
cristiano, recogido con gran fuerza en la Encíclica Rerum Novarum (1891) de León XIII.
Si bien, asociamos el nombre de Leon
XIII al importante documento de la Iglesia del año 1891, pocos hemos
profundizado su contenido y la ocasión de la elección de un Papa que recuerda
el nombre de aquel predecesor, nos invita a una reflexión sobre el texto.
Fechado el texto en Roma el 5 de
mayo de 1891, refiere específicamente “Sobre la situación de los obreros”, tema
absolutamente revolucionario para esa época de cultura industrial y burguesa.
Con palabras que sigue siendo
absolutamente actuales en nuestra época, León XIII expresa: “Los adelantos de la industria y de las artes, que caminan por nuevos
derroteros; el cambio operado en las relaciones mutuas entre patronos y
obreros; la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos y la pobreza de
la inmensa mayoría; la mayor confianza de los obreros en sí mismos y la más
estrecha cohesión entre ellos, juntamente con la relajación de la moral, han
determinado el planteamiento de la contienda (social)”.
El
documento señala dos puntos fundamentales, que marcarán la historia del derecho
del trabajo del siglo XX y del actual: la cuestión del trabajo obrero como tema
central de cualquier concepción humanista y la necesaria organización de los
trabajadores como defensa de sus intereses.
Con
relación al primer punto, León XIII vincula con coraje y una claridad insólita
en la época: la “situación de los
obreros” con cuestiones como “el poder político, la libertad humana, la
cristiana constitución de los Estados y otras parecidas, … (Por tal motivo) es
urgente proveer de la manera oportuna al bien de las gentes de condición
humilde, pues es mayoría la que se debate indecorosamente en una situación
miserable y calamitosa”.
El
segundo tema relevante de la Encíclica – como adelantáramos – refiere al
derecho de los trabajadores a formar sindicatos como una forma de mejorar sus
condiciones laborales y asegurar sus derechos. La Encíclica reconoce que la
falta de sindicatos obreros contribuyó a una situación injusta, relegando muchos
a trabajan en condiciones apenas inferiores a la esclavitud: “Disueltos en el
pasado siglo los antiguos gremios de artesanos, sin ningún apoyo que viniera a
llenar su vacío – expresa el documento - el tiempo fue insensiblemente
entregando a los obreros, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los
empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores… Añádase a esto que
no sólo la contratación del trabajo, sino también las relaciones comerciales de
toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que
un número sumamente reducido de opulentos y adinerados. ha impuesto poco menos
que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios”.
La
Encíclica finalmente refiere a la importancia del salario justo, al afirmar: “tengan
presente los ricos y los patronos que oprimir para su lucro a los necesitados y
a los desvalidos y buscar su ganancia en la pobreza ajena no lo permiten ni las
leyes divinas ni las humanas. Y defraudar a alguien en el salario debido es un
gran crimen, que llama a voces las iras vengadoras del cielo. «He aquí que el
salario de los obreros... que fue defraudado por vosotras, clama; y el clamor
de ellos ha llegado a los oídos del Dios de los ejércitos»
Recordemos
finalmente que la Encíclica Rerum Novarum ha sido la carta
fundacional de la Doctrina social de la Iglesias.
Quizás
volvamos sobre este documento tan central en las transformaciones sociales del
Siglo XIX, aunque olvidado en sus contenidos: el nombre del nuevo Papa nos
desafía a todos a su estudio.
Hola profe gracias por sus valiosos comentarios!
ResponderBorrar1891 es un año emblemático, irrepetible. En especial el 28/09/1891.
ResponderBorrar