jueves, 6 de enero de 2022

La docencia y el dilema “conocimiento vs. opinión”

Son tiempos de vacaciones, lo cual permite reflexionar con cierta serenidad sobre temas complejos, sin la presión de las circunstancias y los apremios de la inmediatez. Desde una sombrilla en la playa o desde una computadora cuyo cursor se desliza sin urgencias, podemos meditar desde la perspectiva que nos da la distancia de lo cotidiano.

Hoy quiero hablar sobre un tema vinculado a la docencia, que provoca grandes debates entre las “dos voces” que – como diría Goethe – habitan dentro de mi. El problema lo resumo en una pregunta: “¿El buen docente debe privilegiar la transmisión de sus conocimientos o la recepción de las opiniones de los alumnos?”.

Esta pregunta no existía en el siglo pasado: era “deber” del docente formarse en los conocimientos y transmitirlos a los alumnos. El docente dictaba la clase y los alumnos tomaban nota de ella, a sabiendas de que los esperaba un examen (oral o escrito) en el que deberían dar prueba de haber sido adecuados “receptores” de esos conocimientos.

En el siglo XXI entiendo que el escenario es distinto: vivimos un contexto en el que el docente compite con las redes, la información de Google, la prensa mediática, por lo cual todos nos sentimos con derecho a opinar. Entre los efectos curiosos de la pandemia, se produjo precisamente el desborde de las opiniones: todos – por más legos que seamos – nos consideramos expertos en “opiniones” sobre el COVID.

Ajusto mi pregunta a la realidad del siglo XXI: ¿”El buen docente debe estar atento a las opiniones de los estudiantes, aunque éstas puedan ser improvisadas y sin sustento? Aquí también es oportuna la comparación con el siglo XX: el docente el siglo pasado – ante una opinión sin sustento del estudiante – lo callaba con una frase categórica: “estudie, antes de opinar”. Hoy – en épocas en que el celular es el principal competidor del docente – no parece oportuno el rechazo radical ante las opiniones de los alumnos, fundadas o no.

El verdadero desafío del docente del siglo XXI es sortear las voces de las redes, de los celulares, del ruido informático, para atraer al estudiante. Los jóvenes (porque la realidad muestra que los estudiantes son en su gran mayoría jóvenes) quieren hacer escuchar su voz, su opinión, sus ideas que pueden ser más fruto de la emoción o del momento, que de la reflexión. Saber escuchar las opiniones – con fundamento o no – es por lo tanto el gran desafío del docente de nuestra época: el docente que sabe escuchar es más valorado de aquél que solo transmite sus conocimientos. 

Alguien podría rebatir que el docente no tiene porqué prestar atención a opiniones que no han sido construidas a través del estudio, sino solo por impulso emocional del estudiante. A ellos contesto que el principal reto docente es construir un puente de comunicación con los estudiantes: un puente que logre comunicar a ambos por encima de los celulares y la monotonía de una clase tipo siglo XX. Para construir ese puente es necesario escuchar las opiniones de los estudiantes, aunque tengan poco sustento, y el arte de la docencia evitará la negación apriorística de esas “opiniones”, para construir conocimiento a partir de ellas, conduciendo con mano flexible y ágil al estudiante desde su opinión – aún infundada o ligera - a los conocimientos de la disciplina.

Es más: toda clase debería comenzar con preguntas que disparen opiniones de los estudiantes, lo cual permitirá al docente calibrar el contexto intelectual en que se mueve y de ahí armar su estrategia de transmisión del conocimiento. La opinión del estudiante debe ser el punto de arranque de toda reflexión que permita al docente acercar sus conocimientos en forma amigable, construyendo una lógica de complicidad profesor/alumno, porque en el Siglo XXI el conocimiento debe ser transmitido con persuasión, y no como una imposición.

Como conclusión entiendo que el proceso de enseñanza es hoy necesariamente  una construcción docente-estudiante. Ya ha quedado en el pasado la docencia tradicional en la que el profesor  “ex cátedra” su verdad y el estudiante debía aceptar pasivamente esa verdad. El rol docente es plantear discusiones sobre la complejidad de los conocimientos y promover creativamente la participación de los estudiantes, sin que éstos tengan miedo de expresar sus propias ideas sobre los tópicos estudiados, porque saber escuchar al estudiante es el primer requisito de una buena docencia.


 

9 comentarios:

  1. Muy bueno. Cuestionarse la diferencia entre opinión y conocimiento. En el fondo la reflexión filosófica dispara interrogantes y es la puerta para todas las ciencias

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  2. Muy buen aporte Dr Raso. Desde mi óptica el conocimiento es infinito y cada uno de nosotros somos conocedores de una parte de ese conocimiento el cual siempre puede ser enriquecido con nuevos aportes. Se requiere predisposición (y sobre todo humildad) para aceptar de otros/as los aportes que nos enriquecerán a ambos.

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    1. ¡Amigo Juan! Comparto plenamente tu conclusión. Será cada vez menos docente, el que no escucha a los alumnos y no les da la oportunidad de expresarse. Existe una necesidad real de adaptarse a los nuevos tiempos. Enseñar hoy es un intercambio para generar un buen ambiente de discusión y aprendizaje. ¡Un abrazo! Gilberto Stürmer

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  3. Comparto plenamente Profesor. Gracias por expresarlo

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  4. Espero que 2022os encuentre a todos y todas en buen estado de salud y protegidos contra la Co-Vid en sus diversas variantes.

    Es correcto el enfoque del Prof.Rasso. Segun mi experiencia ese objetivo se alcanza mas facilmente si se estimula la lectura previa de la bibliografia que se desarrollará en clase y planteando preguntas a contestar luego de una reflexion en grupos. El debate entre los grupos es muy rico, y los docentes aprendemos.

    Saludos cordiales

    Julio César Neffa

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  5. Yo creo que una ueva especificicdad de la docencia hoy es la de ayudar a costruir mapas de navegación. Si bien es cierto que en la web hay de todo es más cierto que hay mucha basura, entonces ayudar a navegar, destacando los sitios que merecen atención es ya una orientación pertinente y pedagógica. Yo utilizo la muletilla de que toda opinión es pasible de atención y discusión...siempre y cuando tenga soporte teórico o de lectura al menos.

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  6. Como todo, cuando hablamos del derecho, hay que buscar los equilibrios. El docente tiene la obligación de cubrir un programa, pero, al mismo tiempo, de escuchar las opiniones de los alumnos. Lo más difícil (y más jodido, con perdón) es evaluar a los alumnos, tarea que exige, al mismo tiempo, comprobar los conocimientos y tolerar la diversidad de opiniones, lo que no siempre es fácil y a veces parece imposible.

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  7. Muy interesante propuesta de reflexión veranuiega Juan!! Gracias por plantearle. Como todos nosotros, docentes y estudiantes, para tratar de pensar la pregunta de Juan, recurrí a Wikipedia para refrescar la memoria sobre los conceptos básicos que nos propone considerar. Así, recordé que "En la filosofía de Parménides, opinión es la idea subjetiva y confusa acerca de la realidad que se opone al conocimiento teniendo este como verdadero. Juicio formado a través de la percepción por medio de los sentidos" (https://es.wikipedia.org/wiki/Opini%C3%B3n).
    La complejidad del objeto de la Epistemología (y por lo tanto de la transmisión del conocimiento o ciencia) es también recordado en esta fuente, partiendo de la famosa reflexión platónica "ciencia es la opinión verdadera acompañada de razón", desarrollada en el diálogo con el Teeteto (https://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento).
    Hoy más que nunca (creo que siempre fue la tarea y el arte de enseñar), la labor del docente es pedagógica, o sea, la de acompañar al estudiante en el camino, cada vez más complejo, del conocimiento.
    Por mi parte, modestamente y humildemente (siempre estoy aprendiendo de mis estudiantes), trato también de imprimir a esta tarea una finalidad liberadora, promoviendo el pensamiento crítico.
    Feliz año 2022 a todos, y a seguir difrutando de la tarea de enseñar

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  8. Muy acertada esta entrada mi querido prof. Raso. La labor del docente es cada vez más compleja por eso debemos escucharlos, que opinen, que participen, que interactuen con el profesor. Lo importante es que razonen jurídicamente y de la manera mejor posible. ¡Feliz año 2022!

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