lunes, 16 de noviembre de 2020

LA FEMINIZACIÓN DE LOS SERVICIOS FINANCIEROS

Mi ventaja es contar con un equipo genial de colegas más jóvenes que me permiten mantener actualizado en los temas del Derecho del trabajo y las relaciones laborales. En una clase de la semana pasada (por supuesto por zoom), una colega de este grupo interviene y dice al pasar: “... porque la feminización de la banca....”. La intervención me llama la atención, me quedo con la idea - que expresa algo de nuevo para mi - y quiero entender más. Pregunto y otro colega me aporta los datos que necesito y que entiendo vale la pena consignar en este “post”.

Los datos refieren a la actividad financiera y por tal debe entenderse un sector que abarca no solo los bancos (oficiales y privados), sino también empresas financieras y cooperativas, empresas transportadoras, AEBU y demás actividades vinculadas al Grupo, y que son tributaria de la Caja Bancaria. Los datos son elocuentes y - para mi - sorprendentes: En una encuesta realizada a 853 trabajadoras/es del sector, el 58,3% de las contestaciones son de mujeres y el 41,7% de hombres.

A partir de estos datos, hago más preguntas y me llegan rápidos algunos insumos para entender mejor la situación y obtener datos más precisos. Un documento valioso es la Memoria Actuarial 2019 de la Caja de Jubilaciones y Pensiones Bancarias, que reporta un cuadro comparativo por sexo con este interesante resultado:

a) En 2019 en la franja etaria hasta 40 años, más de dos tercios de los afiliados activos del sector son mujeres;

b) En el mismo año y en la franja superior a los 50 años, dos  tercios de los afiliados activos del sector son hombres.

Un ejemplo explica en términos numéricos el cambio: 

en la franja entre 30 y 35 años en diciembre de 2019 había 1847 mujeres y 1010  hombres; 

en elmismo año, en la franja entre 55 y 60 años había 1482 mujeres y 2061 hombres. 

Ello significa ni más ni menos que en los últimos diez/quince años se ha producido un cambio copernicano desde la masculinización a la femenización de la actividad. Lo más importante es que seguramente esta realidad se proyectará con más fuerza hacia el futuro, porque son precisamente las trabajadoras jóvenes que dan vuelta a las estadísticas y todo indica que la tendencia se mantendrá. 

Si bien la expresión “femenización del empleo” está muchas veces vinculada - a partir de los estudio de la socióloga y politóloga alemana Renate Rott - a la condición de mujeres y pobreza y la naturalización de las sobrecargas de trabajo que tiene la mujer, usamos en esta oportunidad la expresión para referirnos a un fenómeno de extremo interés: el crecimiento del empleo femenino en un espacio de empleo decente y - en general - adecuadamente remunerado, que además tiene importancia en decisiones que inciden sobre el consumo, los temas económicos/empresariales, en definitiva el mercado.

Los datos, que confirman un viraje importante en las variables “genero” y “empleo en el sector”, que producen muchas otras preguntas:

¿El sector es consciente de este cambio en la conformación de las plantillas laborales en función de la variable sexo?

¿En que medida estos cambios inciden en los roles gerenciales de las empresas?

¿Existe una equiparación salarial real entre hombres y mujeres en la actividad financiera? 

¿En una actividad de alta educación existen brechas reportadas al género?

¿Cual es la actitud de las mujeres ante la organización sindical?

¿En que médida AEBU recoge el cambio hoy en acto?

Son preguntas que planteo sin tener los conocimientos necesarios para contestarla. Mi deseo es solo visibilizar esta situación y eventualmente promover un debate. 


Para mayores datos sobre la conformación de los trabajadores activos del sector, ver: 

https://www.cjpb.org.uy/wp-content/uploads/repositorio/memoriaBalance/memoria2019-actuarial.pdf


 

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