jueves, 19 de febrero de 2015

¿Porqué y para una Licenciatura de RRLL en la Facultad de Derecho de nuestra Universidad?

Cada tanto - antes más frecuentemente ahora menos -, escucho estas preguntas, que por supuesto me formulan colegas y estudiantes no vinculados a nuestra disciplina. A veces agregan, ¿hay tanta actividad como para justificar una Licenciatura?
Podría contestar como académico e indicar que la importancia de la disciplina está justificada por la necesidad de difundir y actualizar conocimientos sobre uno de los aspectos más trascendentes de la actualidad como es la influencia de las relaciones laborales  en la economía y la política en un mundo de dimensión global. Podría agregar que las Relaciones Laborales fueron tradicionalmente consideradas en América Latina una disciplina de origen y pertenencia al mundo anglosajón, y que ahora en todas las más prestigiosas universidades latinoamericanas se enseña la disciplina, como forma de responder a los desafíos que la sociedad impone.
Sin perjuicio de lo que pueda expresarse desde la Academia, me gusta también reflexionar con sentido pragmático. Nuestro país – se comparta o no – es un país desde hace una década inmerso en las relaciones laborales. Hoy actúan a nivel de Consejos de Salarios por lo menos 240 unidades de negociación entre grupos, subgrupos y capítulos o bandejas. Ello sin perjuicio de la negociación bipartita que tiene como directos protagonistas a empleadores y trabajadores.
En las empresa públicas y privadas, la viejas jefaturas de personal (encargadas de cumplir con la normativa laboral, pagar los salarios, organizar los recibos) son hoy sustituidas por Departamentos de Recursos Humanos, que no solo se ocupan d el cumplimiento de las reglas del trabajo, sino que gestionan, organizan, estimulan todos los aspectos individuales y colectivos que refieren a los trabajadores y a los puestos de trabajo. No solo ha cambiado el nombre de la oficina en las empresas: ha cambiado la propia forma de “pensar” la organización del trabajo desde la óptica de los empleadores.
Por otra parte, asistimos a un hecho trascendente: los sindicalistas quieren aprender relaciones laborales, para formarse en la negociación. Algunas veces he repetido una anécdota que me contó el entrañable Profesor Héctor-Hugo Barbagelata. En los años ’60 el Pepe D’Elia tuvo la idea de encomendar al distinguido docente un curso de derecho colectivo (no existía aún la expresión “relaciones laborales”). “El día de la primera clase – me contó Barbagelata – no concurrió nadie y suspendimos el curso. Hoy en cambio, cada vez que organizamos un curso para sindicalistas, las inscripciones rápidamente se agotan. También la cabeza del dirigente sindical ha cambiado: no le teme a la enseñanza universitaria; quiere ser partícipe de ella.
Es por eso que la defensa de la Licenciatura de Relaciones Laborales no es solo una obligación de docentes, estudiantes y egresados, sino que es un compromiso de la propia Universidad y de nuestra Facultad, para responder en forma adecuada a una demanda de la sociedad uruguaya, que responde también a la voluntad ideológica – a diferencia del pasado – de promover el trabajo y los actores sociales al primer nivel del debate nacional.
En un País que hace de los Consejos de salarios, de la libertad sindical, de la negociación obrero-patronal libre y de la promoción del empleo una política de Estado, es deber de nuestra Facultad y de la Universidad impulsar con la mayor energía una carrera que tiene como principal función la formación para cumplir con estos objetivos de política pública.
           JRD

No hay comentarios.:

Publicar un comentario