lunes, 28 de marzo de 2022

La exclusión digital

Mientras me propongo estudiar y entender más del impacto que tendrá el metaverso sobre los vínculos laborales, caen sobre mi escritorio (por supuesto digital) y al mismo tiempo dos documentos de procedencia y geografía distintas: una reciente investigación del BID sobre “El futuro del trabajo en América Latina” (Arlas Ortiz E., Cruz Aguayo Y. & Prada M.F.) y el editorial “Abuso institucional” del Director de Le Monde Diplomatique, Serge Halimi. Son dos documentos de dimensiones y profundidad diversas y de distinto origen geográfico (América Latina y Francia), que apuntan a un mismo objetivo: denunciar la cada vez mayor exclusión que produce la dimensión digital, entre quienes tienen acceso a ellos y quienes no logran conectarse o entender los algoritmos y plataformas de la realidad virtual.
La investigación del BID analiza datos recientes (año 2021) de América Latina y el Caribe, expresando que la tasa de matriculación en la educación postsecundaria es del 53%, frente al promedio de los países de la OCDE que alcanza el 75%. Es decir que el 47% de los jóvenes en América Latina y el Caribe no acceden a la formación terciaria, los cual los desconecta evidentemente de la posibilidad real de poder acceder a las nuevas tecnologías, que requieren conocimientos y habilidades especiales. 
En este entorno – prosigue el documento – la crisis del COVID afectó en mayor medida a los hogares más pobres, aumentando las brechas de acceso a servicios de educación y capacitación de calidad. Por otro lado, la cancelación de clases presenciales obligó a profesores, formadores, es¬tudiantes y personal administrativo a trasladarse a un entorno virtual para continuar con los procesos educativos no siempre accesibles a “todos”. En otros términos, la pandemia aceleró ese proceso de pobreza/deserción educativa/ trabajo precario., que ha caracterizado las primeras dos décadas del siglo XXI, determinando que prácticamente la mitad de los jóvenes no logren acceder a las oportunidades educativas que ofrece la cuarta revolución industrial. 
Concluye el documento que la “falta de trabajadores calificados dificulta la superación de las trampas de la pobreza11 ya que las diferencias en productividad van de la mano con grandes diferencias en salarios, convirtiendo esta brecha de habilidades en un limitante importante para el desarrollo. De hecho, los mismos empresa¬rios consideran que una fuerza laboral con las ha¬bilidades inadecuadas es una importante barrera para su desarrollo productivo.
El editorial de Serge Halami, Director de Le Monde Diplomatique  analiza la realidad francesa, es decir una glamorosa realidad del primer mundo, en la que parecería que se atenúan las brechas de desigualdad ante los actuales requerimientos de la sociedad virtual y la digitalización. Halami no tiene reparos en denunciar que la digitalización del acceso a servicios públicos tan indispensables como una solicitud de estado civil, el pago de impuestos o la obtención del permiso de residencia exige un esfuerzo especial por parte de quienes menos disponen de la capacidad de proporcionarlo, debido a la falta de los equipos necesarios, los conocimientos informáticos adecuados o la asistencia de los familiares. 
“Para ellos – afirma enfáticamente el Director del prestigioso periódico internacional – la start-up nation de Emmanuel Macron “se asemeja a una condena al exilio en su propio país”. Luego de recordar las desgarradoras escenas de la película “Yo, Daniel Blake” , en donde un desempleado británico se enfrenta a procedimientos administrativos tanto más inhumanos cuanto más informatizados. Halimi concluye recordando que trece millones de personas en Francia luchan con lo digital, sin que los responsables políticos se percaten siquiera de su existencia. “El perfil de las víctimas – concluye – coincide con poblaciones ya maltratadas por el orden social: personas de la tercera edad, población rural, proletarias, personas sin estudios, detenidos, extranjeros. Por el contratio, los ejecutivos, las personas con ingresos altos y los profesionales universitarios están bien equipados con computadoras, tabletas, smartphone y utilizan de buen grado la administración digital”.
Como expresaba al comienzo de este post, dos mundos aparentemente tan diversos (América Latina y Francia), coinciden en excluir a sus franjas sociales más vulnerables de la dimensión virtual, lo cual no significa otra cosa que perpetuar la vulnerabilidad y imposibilita el acceso a servicios y trabajos de calidad. 
Seguiré estudiando el metaverso, aunque con menos entusiasmo, porque me doy cuenta que la digitalización contribuye a construir brechas sociales más profundas, en que las personas estarán separadas por invisibles murallas cada vez más altas. Una vez más repito lo que dijo Umberto Eco antes de morir: vivimos un mundo que avanza “a passo di gambero” (a paso de cangrejo): un paso adelante y dos atrás.

 

2 comentarios:

  1. Estimado Juan: Excelente artículo, nos invita a la reflexión.
    Saludos
    Zulmira

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  2. Una triste realidad, que excluye a personas y estudiantes que no están familiarizados con la tecnología digital y que limita el acceso a la enseñanza universitaria de modo virtual, que no poseen conocimientos para poder entregar trabajos que implican un costo adicional

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