Entre los objetivos de toda política de empleo comprometida con el actual contexto social y económico, deben figurar el aprendizaje continuo en un mundo productivo en continua evolución, la prevención de los cambios y su repercusión en las relaciones laborales, el estímulo de las inversiones en la formación. Para dar relevancia al cumplimiento de estos objetivos también se vuelve necesaria en el mundo contemporáneo la certificación de las competencias adquiridas, con la finalidad de su reconocimiento ya sea como expresión del crecimiento profesional, ya sea para una mejor inserción en el empleo.
En
Relaciones Laborales aprendemos que las competencias laborales son los
conocimientos y destrezas que hacen a una persona competente para desarrollar
su actividad laboral. ¿Pero como se miden esas competencias? Los estudios formales
(primarios, secundarios y terciarios) han sido métodos tradicionales de medir
en determinado momento los conocimientos (solo los conocimientos y no las
destrezas) para calificar en determinadas actividades. La certificación de esos
estudios no mide la evolución profesional de una persona y solo indica que en
un momento dado de su existencia, esa persona adquirió los conocimientos
suficientes para desempeñarse, por ejemplo, como médico o como abogado.
Hoy
por “certificación de competencias” entendemos algo más. El SNC (Sistema
Nacional de Competencias) de México define la certificación por competencias
como “el proceso a través del cual las personas demuestran por medio de
evidencias, que cuentan, sin importar como los hayan adquirido, con los
conocimientos, habilidades y destrezas necesarias para cumplir una función a un
alto nivel de desempeño de acuerdo con lo definido en un Estándar de
Competencia”
La
certificación de competencias cumple por lo tanto con diversos objetivos:
certificar por ejemplo la calidad profesional de trabajadores, que no están
calificados por los tradicionales sistema de enseñanza: pensemos en un
trabajador sanitario, en esquiladores o alambradores, electricistas, que no
tienen forma de demostrar su calidad profesional.
En
otros casos, la calificación de competencias refiere a comprobaciones para
asegurar que cierto tipo de trabajos sean
desempeñados por personas cuya idoneidad no merezca dudas, como el caso de tareas vinculadas con la
salud, la seguridad física o moral de terceros o las ejecutadas en trabajos que
están evolucionando rápidamente y requieren el refrendo de estar confiados a
profesionales competentes y formados ante los cambios.
Es un debate para nuestro país aún novedoso, pero
ineludible.
En este debate, dos preguntas abren la discusión:
¿Quien – que institución, qué
estructura – certifica las competencias? Podemos
pensar en el Ministerio del Trabajo, en la Universidad, en órganos tripartitos
como los Consejos de Salarios, etc.
¿En base a
que criterios definimos los estándares de competencia definidos por el mercado
laboral?
Es lo que en
doctrina se define como la “normalización” de competencias laborales, es decir
qué “normas”, qué pautas deben preverse para certificar las competencias.
Pese a cierta prevención – especialmente desde las
organizaciones sindicales sobre los sistemas de certificación de competencias –
es evidente que ellas estimulan la educación/formación del trabajador, que es a
nuestro juicio la única verdadera garantía de continuidad en empleos, que se van
cada vez más transformando.
Por otra parte imaginamos que un sistema de
certificación de competencias puede desarrollar nuevos espacios de diálogo
social entre Estado, sindicatos y organizaciones de empleadores, para una mejor
calidad del trabajo y un crecimiento compartido de la productividad. Para ello
es necesario crear una mayor cultura del compromiso social en las relaciones
laborales.
Estas reflexiones no son pura teoría. El Ministerio de
Trabajo invita al acto que tendrá lugar el próximo jueves 9 de abril a las 12
horas en su sede, donde el Ministro Ernesto Murro y el Director de
OIT/Cinterfor Enrique Deibe presentarán los resultados finales del “Proyecto de
Evaluación de Tareas y Propuesta de Certificación de Compewtencias de la
Industria de la Construcción”.
Considero que todos estamos invitados a concurrir y es
importante que vayamos construyendo nuestras propias ideas y reflexiones en un
debate que seguramente tendrá en este quinquenio alcance nacional.
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