En el ámbito de la Fería Internacional del Libro de Montevideo (1 al 13 de noviembre de 2022), presentará sus libros el día 2 de noviembre a las 19 horas en la Sala Roja de la Intendencia Alberto Prunetti, escritor italiano, que enfoca sus textos sobre la condición de los trabajadores, ya sea considerados tradicionalmente como “clase” (Amianto y El círculo de los Blasfemo), ya sea a partir de las nuevas realidades laborales que van apareciendo a partir de fines del siglo XX (108 meteros, el héroe de la nueva clase obrera). Hilo conductor de esos textos es la importancia de la solidaridad obrera y de las luchas sindicales como instrumento de transformación de la organización productiva, que en el caso de Amianto, apunta al drama de las enfermedades profesionales, y en especial la asbestosis.
Prunetti, nacido en 1973 en Piombino (prov. de Livorno, en la región Toscana), ha publico una trilogía sobre la clase obrera. conformada por tres títulos: “Amianto, una historia obrera”, “108 metros, el héroe de la nueva clase obrera” y “El círculo de los blasfemos, una comedia obrera”.
Solo he leído en e-book Amianto, texto cuyo protagonista es el padre del autor, Renato Prunetti, quien fue un soldador tubero en acerías y refinerías, víctima a los 59 años de un tumor derivado de su exposición a las fibras de asbesto (Amianto). El libro permite una doble lectura: por un lado, la historia de un padre - digna expresión de la clase obrero/metalúrgica del siglo pasado - reconstruida en un tono intimista por su hijo. Ahí, se perfila la vida de Renato que comenzó a trabajar a los 14 años como soldador entre chispas de fuego a pocos pasos de tanques de combustibles. Renato es un obrero que respiró zinc y plomo, mientras que fibras diminutas de asbesto van llegando a sus pulmones.
La segunda lectura expresa la lucha - lucha laboral y judicial - para el reconocimiento del asbesto como enfermedad profesional, que ha sido la lucha de toda una generación en las dos últimas décadas del siglo pasado para erradicar esta patología laboral en las fábrica y también en el consumo de la población.
El libro concluye con un material documental (fotografías, cartas, comunicaciones sindicales, historias clínicas), cuasi como el capítulo de prueba en un escrito judicial de denuncia, para comprobar que lo que se dice es cierto.
Como traductor, Prunetti ha permitido conocer en Italia a autores rioplatenses del espesor del poeta Evaristo Carriego y el escritor Roberto Arlt, mientras que desde 2018 dirige la colección “Working Class” de Edizioni Alegre.
Recordemos con relación al amianto y al asbesto que Uruguay por ley 16.643 de 8 de diciembre de 1994 ha ratificado el Convenio Internacional del Trabajo N° 162, sobre la utilización del asbesto en condiciones de seguridad, y el Decreto 154 del 2002, prohibió “la fabricación, la introducción al territorio nacional bajo cualquier forma y la comercialización de productos que contengan amianto o asbesto.
Hoy comprobamos que las luchas obreras en defensa de la salud, han permitido confirmar que el amianto es una fibra peligrosa, que al dispersarse en el aire puede provocar una de estas tres enfermedades: a) amiantosis, una cicatrización del tejido pulmonar; b) cáncer de pulmón; c) mesotelioma, un cáncer de la pleura (los sacos dobles de membrana lubricada y lisa que contienen los pulmones) o del peritoneo (la membrana doble y lisa que recubre el interior de la cavidad abdominal).
Volviendo al libro “Amianto”, una consideración final: la historia de Renato Prunetti recuerda lo que enseñaba hace un siglo Hugo Sinzheimer, inspirador y constructor del “Derecho Social”: “quien presta un trabajo, no entrega un objeto patrimonial, sino que se da a sí mismo: el trabajo es el hombre mismo en su cuerpo y en su espíritu”.
Una última consideración. Al leer Amianto, percibo también la nostalgia de una clase obrera, que ya no es tal. Si en algún momento me he preguntado - y he escrito - sobre si es legítimo aún hoy hablar de “clase obrera”, aquí contesto con palabras del mismo Alberto Prunetti:
Gli operai sono ancora il gruppo sociale più consistente, anche se lavorano meno nella meccanica e nell’industria pesante e molto di più nei servizi e nella logistica. Quel che si può dire degli operai, è che non riescono a ricostruire le reti di solidarietà di classe d’un tempo (sindacati, cooperative, organizzazioni di mutuo soccorso). Di certo sta anche cambiando l’immaginario attorno agli operai. Un tempo descritti come solidali, generosi e forti, oggi sono raccontati come gretti, razzisti e ignoranti, gente che vota contro i propri interessi. Ma è davvero così? Cos’è cambiato nella classe operaia?
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