Hablar del futbol profesional es hablar de trabajo. Una forma distinta
del trabajo al que estamos acostumbrados, pero que como la actuación de los
artistas profesionales es trabajo. Y
por lo tanto es también tema de nuestro blog.
Como
expresa Plá Rodrígeuz, “El deporte-espectáculo constituye trabajo en cuanto la
actividad deportiva se hace con el objeto de crear una diversión para el
público. Se crea un bien de consumo como lo es la diversión masiva que
representa para los millares de espectadores cada contienda o competencia... Es
un comportamiento humano en el que se produce algo o sea, que encaja
perfectamente dentro de la definición de trabajo” (PLA RODRGIUEZ Américo,
“Derechos laborales de los deportistas profesionales y artistas”, en rev.
Derecho Laboral, N° 109, Montevideo 1978, pp. 4 y 5). Las consideraciones del
gran juslaboralista se aplican perfectamente al jugador de futbol y al árbitro
profesionales.
Acabo de llegar esta mañana del Encuentro de Toledo, y
veo en primera página de nuestro “El País” una foto de Claudia Umpierrez
dirigiendo el partido de futbol entre Peñarol y Juventud. Voy al suplemento
Ovación de ayer sábado y el título de portada - con foto a toda página - es “El
día de Claudia”.
¿Quien
es Claudia Umpiérrez? Lo más importante para mi es que fue una participante
destacada en el primer curso sobre violencia de género en el trabajo que dicté
el año pasado. Pero eso obviamente es una percepción muy personal. Su curriculum
dice también que es abogada, con lo cual hubiera podido concursar perfectamente
para ser jueza civil o de familia o del trabajo. Pero ello decidió ser juez de
futbol, en un país que acepta que una mujer pueda juzgar pleitos del trabajo,
de la actividad comercial, cuestiones penales, juicios laborales, con
confrontaciones a veces terribles de intereses y volúmenes monetarios. Pero en
Uruguay que una abogada - o una mujer en definitiva - sea juez de futbol, es
algo que escapa a la visión de un país en el que el futbol es uno de los
últimos enclaves del machismo más rancio.
Claudia
Umpierrez no es una recién llegada: es nada menos jueza FIFA desde 2010 y
arbitra partidos en todo el mundo. Hasta tuve que aplazarle la fecha del examen
final de mi curso, porque tenía que dirigir un partido en Qatar. En Uruguay
ella es noticia de primera página, porque como dice el titutlar de primera
página de Ovación, “Umpiérrez arbitrará Juventud-Peñarol y será la primera
mujer a dirigir a un grande”. No puedo dejar de pensar “cuan chicos” son los
cuadros grande uruguayos....
Sigo
leyendo los diarios que se acumularon en la semana y la revista “Galería”
dedica 4 páginas al nuevo jugador de Peñarol Francisco Xisco Jiménez, quien
presuntamente es homosexual. Ello - como indica la nota de prensa - y más allá
de la verdad o falsedad de la noticia, despertó “la homofobia latente en el
futbol uruguayo”, y comenzó un cruce de tuits
homofóbicos de los hinchas de Nacional,
a los cuales respondieron los hinchas de Peñarol con tuits homofóbicos respecto
a históricos futbolistas tricolores”.
Seguimos
viviendo en un país que discrimina en alta dosis. La “leyenda urbana” afirma que
en Uruguay no se discrimina, que todos somos buenos y solidarios, que no
hacemos diferencias de género o de raza o de capacidades. Cuando leo las
noticias de esta mañana, sobre Claudia y Xisco, pienso en cuanta lucha queda
para llevar adelante. Es cierto que hay sectores donde la equiparación de
género ha hechos grandes progresos. Pienso - como ya dije - en los jueces del
poder judicial con alta presencia femenina o en actividades cercanas a nosotros
como las gerencias de recursos humanos: hace 10 años las ocupaban hombres; hoy
las empresas prefieren mujeres.
También
pienso que la discriminación de género no se limita a la polarización
hombre/mujer, sino que abarca a toda persona a que quiere construir su
identidad de género como su sensibilidad le indica.
Pero
hay camino para romper las discriminaciones duras (no sólo con relación al
género; pienso a la inclusión de los afrodescendientes, a la nueva ley para
incluir personas con discapacidad en el trabajo; pienso a todo lo que hay que
seguir trabajando para ver al diferente como tan solo una expresión más de la
vasta policromía humana.
Los
desafíos de Claudia y Xisco no serán pocos en nuestro país, pero estamos con
ellos, porque es con ellos que es posible ir abriendo espacios cerrados, como
el futbol, con su discriminación tan naturalizada en todos nosotros.
Con
ellos estamos todos nosotros
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