Mientras se ha
apenas abierto en América Latina el debate sobre la reforma laboral en Brasil,
una nueva reforma se anuncia - esta vez en Europa - en un país de amplia
tradición social como es Francia.
En realidad estamos ante la
profundización de una vuelta de tuerca, luego de la aprobación el año pasado de
la Ley
de 8 de agosto de 2016 N° 2016-1088, llamada Loi "El Khomry", a
la que nos hemos referido en este blog al hablar del "Droit à la
déconnexion". En aquella ley
aprobada bajo el Gobierno de Hollande, ya se planteaba un ataque al poder
sindical, privilegiando en muchos casos la negociación de empresa sobre la
negociación de actividad, siendo que en esta última es mayor el poder sindical.
¿Cómo se materializa está nueva
vuelta de tuerca? El procedimiento formal es novedoso para nuestra legislación:
en Francia se permite que el Parlamento otorgue en casos excepcionales al
Presidente de la República plenos poderes para dictar normas. Estas normas
deberán luego refrendarse en el Parlamento, que podrá aprobarlas o no, pero no
podrá debatirla.
Macrón presentó su
plan de reforma el 6 de junio pasado y consiguió en menos de tres meses cerrar
el iter parlamentario el 2 de agosto (pleno
verano europeo), con la aprobación en el Senado por mayoría amplia (255 votos a favor y 109 en contra) del texto
que le otorga plenos poderes en la
materia.
El 31 de agosto el Presidente Macrón dio a conocer las
cinco “ordenanzas”, en que se articula su “Reforma” que tiene dos objetivos
principales: la flexibilización del la contratación laboral (con modificaciones
profundas al Código de Trabajo) y el debilitamiento del poder sindical.
Así como la Reforma de Brasil ha
significado un ataque al modelo laboral creado en 1943 por Getulio Vargas
modificando la Ley de Consolidación del Trabajo, la Reforma francesa pretende con
las nuevas reglas modificar el modelo social francés, como – sin reparos - ha
expresado el propio Presidente. Entre los argumentos que sostienen el plan, se
invoca el creciente desempleo que alcanza en la actualidad casi el 10% de la
población activa.
Ante la reciente y rápida
presentación de las “Ordenanzas2, hemos tratado de entender más este proceso a
través de nuestros contactos universitarios con la Universidad de Bérgamo que
monitorea las relaciones laborales en Europa. Michele Tiraboschi y Lilli Casano
– que hemos contactado – se muestran prudentes en expresar juicios sobre la
misma y plantean elementos que ayudan a comprender la dimensión de estos
cambios.
Los principales objetivos de las Ordenanzas
Macrón pueden así resumirse:
- una reforma del Código del
trabajo, que deberá – antes del año 2020 – abrirse en froma digital para conocimientos
de empresas y trabajadores;
- un plan de inversiones en la
formación y nuevas competencias laborales;
- preminencia de la negociación
colectiva a nivel de empresa – y también individual en las pequeñas empresas –
por sobre la negociación colectiva de actividad, que tendrá un rol subsidiario:
en las empresas con menos de 50 trabajadores el empleador podrá negociar
directamente con un representante elegido por dichos trabajadores; en las
empresas con menos de 20 trabajadores, el empleador podrá negociar directamente
con sus trabajadores todas las condiciones de trabajo;
- nuevas normas en materia de seguro
de desempleo;
- ajuste flexible y modificaciones a
las actuales condiciones de trabajo, de conformidad con las variaciones del
mercado de trabajo;
- topes para el pago de la
indemnización, en caso de despido sin justa causa.
- contratos por tiempo indefinido,
pero vinculados a determinados proyectos.
-
Se establecen cursos de formación sindical a nivel universitario para dirigentes
sindicales y representantes elegidos por los trabajadores.
En este contexto,
adquiere especial importancia el “comité de empresa único” (recordemos que en
Francia existen diversas organizaciones sindicales), que es elegido por mayoría
por los trabajadores. En las empresas
donde existirá ese Cómite, no ingresarán los sindicatos.
En palabras de la Ministro de
Trabajo francesa Muriel Pénicaud, la Reforma busca dar mayor
flexibilidades a las empresas para contratar, regular y finalizar el contrato
de trabajo, permitiendo la adaptación del mismo a las condiciones del mercado
laboral. El Gobierno ha argumentado que la legislación actual ha sido un
constante freno a la contratación del trabajo y a la inversión.
La
CGT, la principal organización sindical francesa constituida en 1895, ha
convocado a los “trabajadores, jubilados y jóvenes” a una movilización general
a realizar el 12 de setiembre próximo.
La
opinión general es que las cinco ordenanzas recibirán la aprobación del
Parlamento (que no puede discutirlas, sino solo aprobarlas o desaprobarlas)
antes de fin de año. Y que a partir de ese momento además el Gobierno tendrá poderes también para ir ajustando el Código de Trabajo con nuevas intervenciones.
A pocas semana de la Reforma de
Brasil, nuevamente debemos observar el avance de otra Reforma de claro cuño
flexibilizador y antisindical.
Ante estos cambios tan radicales – y
más allá del rechazo que la mayoría de las reglas provocan – la pregunta es cómo
es posible que dos Presidentes, con un prestigio en descenso, lograron
conformar amplias mayorías para sus planes reformistas. Impacta en especial –
en ambas reformas – la decidida impronta antisindical. En efecto, mientras las
normas flexibilizadoras repiten modelos ya experimentados en los años ’90, el
ataque frontal al sindicalismo es un fenómeno que no estuvo tan presente en el
pasado.
En nuestra opinión es precisamente
ese antisindicalismo radical – que traslada el eje de las relaciones laborales
del nivel de actividad, al nivel de empresa, o a la simple contratación
individual – lo que marca la transformación profunda de estos modelos.
¿Las reformas podrán flexibilizar o
reducir la fuerza sindical, como pretenden estas Reformas o la mayoría de sus
reglas no se efectivizarán por oposición de las fuerzas sociales? ¿La
antisindicalidad se ha vuelvo una bandera de éxito para gobiernos que se
deslizan hacia posiciones cada vez más conservadoras?
Más allá de la crítica frente a la
destrucción de un modelo social, que – para bien y para mal – ha sostenido un “Estado
de bienestar social” en gran parte del mundo occidental, es nuestro deber
también tratar de entender las causas profundas del apoyo silencioso de la
opinión pública, que se esconde detrás de estos proyectos. El miedo al
desempleo, la informalidad (en Brasil), la competencia con los emigrantes (en
Francia), la psicosis antiterrorista, la inseguridad de un modelo económico y
social que construye permanentes frustraciones en una sociedad ajena a los
bienes de consumo que ese mismo modelo publicita; éstas y otras “inseguridades”
determinan que gran parte de la platea que asiste a esta función,
aplauda.
Paradójicamente, el poder de los
gobiernos que llevan adelante estas reformas, se apoya en el descontento de los
sectores más vulnerables de la población (especialmente los desempleados y los
trabajadores precarios o informales), es decir aquellos sectores que a la larga
más necesitarán de un Estado social que los proteja.
Pero también hay otras preguntas que
nos conciernen directamente. ¿Debemos examinar con profundidad estas reformas solo
para criticarlas o también para evitar que causas idénticas nos arrastren con
la ola? ¿Criticarlas y oponerse radicalmente es un camino exitoso?
La realidad
está cambiando y puede parecer más fácil criticar las reformas, que comenzar a
examinar con coraje esa realidad mutante. Nos resistimos a hablar en nuestro
país de “flexibilización” del trabajo, pero ¿no será hora que desde la propia
organización sindical se abran debates sobre si es posible imaginar una “flexibilización
racional”, ante tecnologías que precisan cada vez menos del aporte humano?”.
Hace pocos días decía a mis
estudiantes que todo negociador inteligente debe ser “un anticipador”. Y
agregaba: para ser anticipador, hay que conocer la realidad, y en función de
esa realidad, el negociador “anticipador” debe ajustar las propias
estrategias. ¿Obramos así? ¿Somos anticipadores?
Como me comentaba un estimado colega
universitario - de firme fe sindicalista – la ignorancia sobre el efecto de estas
Reformas (que como ya comentamos en este blog, comenzaron en España en febrero de 2012, y
se extienden como una ola polar a países europeo y
latinoamericanos), tiene un claro riesgo: volver a nuestro país como aquella aldea de Asterix rodeada de romanos, que el
héroe galo defendía en solitario como ultimo bastión..
Volvemos a una era de hielo.
ResponderBorrarVolvemos a una era de hielo.
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