Entre
las nuevas expresiones de la globalización y de las transformaciones del
trabajo están las cadenas de suministro, que hoy se extienden más allá de los
territorios nacionales
Podemos en forma elemental expresar
que una “cadena de suministro” es un proceso de producción que incluye
propietarios de marcas y know-how,
proveedores, manufacturas intermedias, almacenajes (logística), canales
de distribución, tiendas de venta mayoristas o minoristas.
David Blanchard define a la cadena
de suministro como: “La secuencia de eventos que cubren el ciclo de vida
entero de un producto o servicio desde que es concebido hasta que es consumido”.
En el mundo global y altamente
tecnificado, la “cadena de montaje” en la que trabajaba el Carlitos de los “Tiempos
Modernos” se transforma en un proceso productivo interempresarial. Chaplin
cumplía una función específica en la cadena de montaje fordista; las nuevas
empresas (entre las que hay muchas PYMES de países de escasos recursos)
sustituyen al obrero del industrialismo clásico, para realizar una “función específica”
en un nuevo proceso de “producción en cadena”, en el que ya no hay cintas
transportadoras, pero sí especialidades que cada empresa aporta al producto
final.
Básicamente en una cadena de
suministro hay tres momentos: la concepción y desarrollo de un bien o servicio,
su producción y la llegada final al consumidor. Esta concepción supera los
criterios tradicionales del empleador complejo o de la tercerización: existe
una secuela de empresas independientes, donde que cada una – como el obrero de
la cadena fordista – recibe de “otro” un insumo o un avance del producto, para
añadirle un valor agregado, y entregarlo a un nuevo “otro”, hasta que el
producto está completo y llegue al cliente.
Esta
nueva modalidad de producción modifica toda anterior forma de fabricación y
distribución. Como indica Michael E. Porter, Ph. D. de la Universidad de
Harvard, "En el futuro, la competencia no se dará de empresa a empresa, sino más bien de cadena de suministros a
cadena de suministros."
El
tema es de tanta actualidad, que en la reciente Asamblea General de la OIT
(junio de 2016) ha sido aprobada una resolución sobre “El
trabajo decente en las cadenas mundiales de suministro”. La resolución refiere a aquellas cadenas de
suministro supranacionales, en la que participan empresas manufacturares o comerciales
de países de menores recursos. En el mismo se indica que las cadenas
mundiales de suministro han creado oportunidades para el desarrollo económico y
social en muchos países en desarrollo, pero a medida que se intensifica el
trabajo a lo largo de la cadena de suministro, y los productores intentan
responder a las demandas de sus compradores, la presión competitiva también van
en aumento, en desmedro de la calidad del trabajo.
¿Pero porqué “la curva de la sonrisa”?
Como
expresan Bianchi y Szpak, la
cadena internacional
de suministro ha dado lugar al término “curva
de la sonrisa”, porque las actividades de mayor valor agregado como la
concepción, diseño y desarrollo de un bien – etapas iniciales de una cadena de
valor - así como el marketing, publicidad, desarrollo
de marca, servicio posventa, etc. –
últimas etapas
-suelen
conservarse en los países del centro; mientras que las etapas intermedias con
poco valor agregado como la fabricación, se deslocalizan a países con menor
grado de desarrollo. De esta forma queda conformada una parábola invertida
donde los extremos corresponden a tareas con alto valor agregado, habiendo un
mínimo de valor agregado en las tareas descentralizadas en países de menor
grado de desarrollo.
¿Llegará un día en que la sonrisa se afloje y también nosotros - los del medio - podamos realmente sonreir?
Para los interesados en conocer el interesante documento de la OIT sobre trabajo decente y cadenas mundiales de suministro, agregamos el enlace correspondiente:
OIT trabajo decente y cadenas mundiales de suministro
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