domingo, 14 de agosto de 2016

La compeljización del sistema: nuevos actores y nuevos conflictos



Las relaciones laborales en las últimas dos décadas se han vuelto mucho más complejas. Mi querido profe Héctor-Hugo Barbagelata escribía: “Como en el teatro, podemos distinguir (en las relaciones laborales) protagonistas y figuras secundarias, e incluso meros figurantes. Pero no olvidemos que la importancia del papel de cada actor – protagonista o de reparto - , dependerá de los condicionamientos de la situación y de la habilidad con que  actúa”.
            La cuestión que deseo compartir es la sensación que los actores secundarios (muchos o algunos) se están empoderando cada vez más del sistema, suben a las tablas y opacan a los actores principales Algunos actores son muy visibles (organizaciones de género, de étnias, incipientes ambientalistas, etc.), otros actúas de forma difusa y muchas veces son invisibles (o casi) como las multinacionales o las redes sociales. Señala Zygmunt Bauman (y recojo la expresión de un trabajo realizado por el colega Rafael Rodríguez): “Debido a la globalización, el Estado nacional se erosiona, se extingue ante fuerzas transnacionales invisibles que operan fuera de la capacidad de planificación y acción de cualquiera, su papel ha cambiado, ha perdido el derecho a aplicar las reglas para administrar un territorio e imponer orden. La función más ausente es la de mantener el equilibrio dinámico entre ritmos de consumo y productividad e imponer barreras o estímulos comerciales. Al anularse su soberanía, independencia y clase política y ante fuertes presiones de los grandes capitales, los Estados débiles fungen como servicios de seguridad para las megaempresas y se les impide participar en los aspectos económicos a riesgo de feroces sanciones” (“La globalización. Consecuencia humanas”). 


            La presencia de los nuevos actores ha modificado la estructura de los sistemas de relaciones laborales:
            Graficación tradicional (OIT, Dunlop, etc.) del sistema de RRLL:
            La estructura del sistema aparece como un “triangulo equilátero”
            Es una visión estática, no exenta de una carga ideológica, pero que responde a la lógica del siglo XX, cuando los actores principales eran realmente “principales”.
            Graficación compleja
            La estructura de un sistema de relaciones laborales se vuelve mucho más compleja y los actores secundarios asumen roles cada vez más determinantes en el proceso de regulación del sistema. Ya no se llaman actores secundarios, sino que se califican con la expresión inglesa Stakeholders, no fácil de traducir, pero que marca su participación en la acción. La gráfica cambia:

Stakeholders:
organizaciones internacionales
empresas multinacionales
asociaciones vecinales
organizaciones civiles (genero, ambientalistas, antidisciminaciòn)
agencias del Estado (BPS, DGI, Inspección, Consejos)
subcontratistas y empleo indirecto
clientes internos y externos (Normas ISO y similares)
empleo gerenciado por empresas virtuales
trabajadores autónomos o semi-autónomos
opinión pública
accionistas
           
       Empresas y                                                                                                          Sindicatos y
        CEO                                                                                                trabajadores subordinados

ESTADO

Algunas proyecciones:
a) La empresa ya no es manejada por el patrono-propietario: las decisiones las asume el CEO (Chief Executive Officer), quien debe tener en cuenta a todos los actores involucrado: no solo a los accionistas y al Sindicato;
b) existen un conflicto interno a la empresa entre accionistas que quieren más dividendos, CEO que quiere mayores inversiones y Sindicato que quiera mayores salarios;
c) existe un conflicto más amplio en lo externo donde accionistas, CEO y trabajadores deben responder y hacerse cargo de las demandas de los stakeholders;
d) los accionistas generalmente no son nacionales y son fluctuantes: se dirigen a Estados que brinden seguridades de actuación a sus capitales. Esto produce un conflicto Accionistas-Estado-Sindicatos;
e) pueden existir relaciones de cooperación entre CEO y sindicatos para frenar las expectativas de los accionistas y de los stakeholders;
f) la fuerza de los stakehoolders de la sociedad civil depende de su capacidad de solidarizarse y asociarse;
g) las decisiones estratégicas de un CEO y/o de un sindicato dependen en gran medida de la información que tengan sobre los accionistas y los stakeholders.
h) Un acuerdo que CEO y sindicatos consideren beneficioso - aún avalado por el Estado - puede ser rechazado por los accionistas y los demás actores del sistema.
            Como dijimos, estas son tan solo “algunas proyecciones”: la lista parece multiplicarse a partir de nuevas realidades tecnológicas y financieras. La cuestión – como siempre - no es asustarse, sino seguir estudiando e interviniendo en las relaciones laborales para entender y prevenir los efectos negativos para las personas y la sociedad. 
 Los cambios – aunque generen el miedo de lo no conocido - no son necesariamente malos; es más, pueden abrirnos nuevos e mejores espacios de vida, siempre que sepamos dominarlos.

            Como expresa mi colega colombiano Oscar Blanco la invención de la imprenta rompió el monopolio del saber de unos pocos, para lograr el acceso popular a los conocimientos. De eso se trata: debemos tener actitud frente a los cambios y saber observar a los nuevos actores para aprender a vivir en un mundo real.

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