Parecería difícil asociar la filosofía con el desarrollo vertiginoso de las nuevas tecnologías y sin embargo el impacto de estas últimas - mezclado con las forzadas meditaciones en época de pandemia - han desarrollado un fuerte vínculo entre la disciplina antigua y las ciencias duras.
Desde Tales y Parménides, el ser humano ha sentido la necesidad profunda de interpretar el mundo en el que vive y todo lo que atañe a su propia naturaleza y a la naturaleza de cuanto lo rodea. Esa necesidad del hombre de interpretarse a sí mismo y a su contexto se desarrolla particularmente en época de cambios acelerados, impulsada por su necesidad de sobrevivir en un ambiente que se transforma. Ese es el caso actual.
Por lo tanto no debe extrañar que diversas voces en los últimos tiempos reflexionen, desarrollando el análisis y el pensamiento crítico (lo cual en definitiva es el objeto de la filosofía), en torno a las tecnologías, desde una visión que por supuesto está orientada por una vocación ética.
Las tecnologías - en especial, las tecnologías digitales - ¿son buenas o malas? ¿Los algoritmos contribuirán al desarrollo social de la humanidad o terminarán por esclavizar a millones de personas? ¿Estaremos en condiciones de colaborar con la Inteligencia Artificial para resolver los principales problemas de la sustentabilidad del planeta o nos encaminamos hacia un mundo post-apocalíptico, como el que adelantan películas de clase B? ¿La dimensión virtual terminará anulando al ser humano como advierte Byung-Chul Han? O - como indica el filósofo español Llano Alonso - estamos ante un nuevo escenario “posthumano” con nuevos desafíos como serán los retos de definir una identidad humana en el metaverso, perfilar el status jurídico de los robots y construir la fundamentación de una ética de la inteligencia artificial?
El debate polariza las opiniones. Por un lado Luciano Floridi - filósofo italiano que enseña en el Oxford Internet Institute, University of Oxford - afirma que “en un entorno inmersivo virtual como el Metaverso, los riesgos asociados a las tecnologías digitales se multiplicarán: pienso en cuestiones como la privacidad, los abusos via bullying u otras formas de violencia, los crímenes por computer, los cyber-vandalismo, ataques de hackers, secuestro de datos y expansión de la pornografía. Por el otro lado quienes - y en me sumo a esta posición - consideran que desde la rueda hasta los avances de la inteligencia artificial, la historia de la humanidad ha avanzado en forma lineal hacia “más” y ese progreso está impulsado, entre otras cosas, por el desarrollo tecnológico, según recuerda Robert Nisbet. En efectos, las tecnologías han contribuido a alargar nuestras vidas, mejorar las condiciones de salud, volver más amigables muchas formas de trabajo, comunicarnos rápidamente con nuestros seres más queridos, trasponer los límites geográficos con una facilidad desconocida en el pasado.
Es cierto que las tecnologías nos preocupan y producen miedos e inseguridades, porque destruyen modalidades de trabajo tradicionales, para las cuales nos considerábamos capacitados y ahora el futuro - en especial el futuro laboral - se nos muestra peligroso, como todo lo desconocido. Pero no olvidemos cuanto miedo tenían los trabajadores de las fábrica de velas en el siglo XIX cuando apareció la luz eléctrica. Hoy nadie puede seriamente afirmar que la electricidad vino para perjudicarnos.
No pretendo en la brevedad de un post dar respuestas a preguntas que a todos nos inquietan. Mi intención apunta a marcar la importancia que adquiere la reflexión filosófica - o el simple “pensar y repensar humano” - en época de transformaciones disruptivas y de una realidad que cada vez más se sumerge en lo inmaterial. Quizás - parafrasenado a Terencio (nihil humanum mihi alienum est) - hoy debemos reconocer que “nada de lo robótico nos es ajeno”, porque como decía Alan Turing a comienzo de los años ’50, estamos cada vez más cerca de una realidad en la que no nos será fácil distinguir a una computadora de un ser humano.
Concluyo con un regalo para los lectores de este blog: el libro “Inteligencia Artificial y Filosofía del Derecho”, recientemente publicado por la Universidad de Sevilla y dirigido por el Prof. Fernando Llano Alonso, que ha sido puesto gratuitamente a disposición por el propio Director y por la Editorial Laborum.
Les cuento que el viernes 12 de mayo/23 concurrí, como hace ya muchos años, a la Feria del Libro en la ciudad de Buenos Aires. Llamó mi curiosidad la mesa sobre I.A y los algoritmos en el mundo del trabajo, oficiaban como anfitriones un Ingeniero(Fernando Villares de la Universidad de Santa Fe) en programas que atenían al mundo de la Inteligencia Artificial; un abogado experto en los aspectos penales relativos a la protección de los datos pèrsonales y derechos de autor en el nuevo mundo que,inteligencia artificial mediante, se ven amenazado; un representante (Marcelo Lozano Profesor en Bussines Digital)de la editorial que aupiciaba el evento.-
ResponderBorrarEl Ingeniero planteo un panorama nada alentador en el mundo del trabajo, la inteligencia artificial se va"a llevar puesto" (sic)la mitad del mercado de trabajo existente,abarcando todos los trabajos manuales y-por ahora- aquellos en los cuales no se requieran grandes conocimientos en tecnología.Resaltó además el crecimiento exponencial que en los últimos 5 años ha tenido el conocimiento humano en todas las materías,muy superior al dado en cualquier otra etapa anterior de la historia de la humanidad.-
Planteó además la asimetría entre la primera revolución industrial(máquina a vapor,etc) y las sucesivas con la actual situación que afecta a todas las ramas del conocimiento.-
Hubo alguna referencia al derecho del trabajo-tan protector él-y como debía afrontar estos cambios tan dramáticos,circunstancia que aproveché para intervenir y dar mi visión sobre el punto. Creo que estamos ante una realidad totalmente distinta a cualquiera de las que han precedido al hombre en su deambular sobre esta tierra.Estamos en manos de los grandes lobys que manejan el conocimiento, circunscripto a una decena-cuando mucho-de grandes empresas que manipulan el saber científico y las connotaciones éticas que se desprenden del mismo.-
Nadie va a quedar ajeno al tsunami.
Durante mi intervención vi sentado entre la concurrencia al bueno de Ambrose Bierce . Finalizada la conferencia me estaba esperando a la salida y nos fuimos a tomar un café.-
Ambrose era una amigo de temer pero habíamos logrado un stato quo donde nos tolerabamos reciprocamente, le pregunte por Molly por su amigo Mark Twain y de su futuro viaje a Mexico, de su vida literaria me mantenía actualizado. Aproveché para preguntarle sobre su opinión sobre el futuro de periodistas y escritores ante el avance de la tecnología . Me expresó que la prensa escrita iba a desaparecer y que los escritores tenían un futuro incierto.-
Le expresé que yo tenía una visión más optimista sobre el punto y que ya en otras ocasiones habían habido progresos sin que,necesariamente,hubiera habido grandes desocupaciones.
Seré,me dijo,(cuando se dirigía a mi por el apellido podía vislumbrar alguna filípica)el optimismo es una doctrina que sostiene que todo es hermoso ,incluyendo lo que es feo;que todo es bueno,especialmente lo malo y que es correcto lo que no lo es.Al ser una fe ciega es inmune a la luz de la refutación.Dada su naturaleza intelectual no existe otra cura que la muerte.-
Nos despedimos, esa noche caminando por Santa Fe me dije para mis adentros,no debemos perder la esperanza,vamos a estar muertos, pero curados¡¡¡