Comenzó con una propuesta de un paro parcial. Hoy - 8 de marzo - el
paro es prácticamente total. Me desperté esta mañana escuchando un programa
radio en que la pregunta era: ¿Por qué hoy un paro? ¿Por qué un paro en el día
de la mujer?
A la pregunta,
contesto con otra pregunta: “¿Por qué un paro el 1° de mayo en el día de los
trabajadores?”
La contestación, mi
contestación, es sencilla: porque debemos recordar el 8 de marzo, como el 1° de
mayo, desde una doble perspectiva: un homenaje y un recordatorio. Un homenaje a
la mujer, porque la historia de la mujer y las relaciones laborales muestra
competencias, corajes, desafíos que son extraordinarios. Me gusta decir que un
hombre adulto que pierde su trabajo se abandona, muchas veces cae en el alcohol;
la mujer siempre sale en búsqueda de estrategias de sobrevivencia, nunca se rinde.
Pero también hoy es un día de memoria
(como el 1° de mayo): recordamos que la mujer sigue siendo en pleno siglo XXI
víctima de explotación, abusos, discriminación y violencias. Se habla mucho de
la violencia doméstica, pero ésta es solo una de las expresiones de la
violencia de género, que alcanza ámbitos más vastos y muchas veces invisibles.
Recordamos hoy - y por ello paramos - muchas violencias:
·
Como
indica un reciente informe de la OIT, “Los últimos veinte años han sido
positivos para la situación de la mujer en el mundo del trabajo y la igualdad
de género en la sociedad. La cantidad actual de mujeres instruidas y que
participan en el mercado laboral no tiene precedentes, y hay más conciencia de
la importancia crucial de la igualdad de género en las iniciativas para reducir
la pobreza e impulsar del desarrollo económico” (OIT, “Perspectiva
sociales y del Empleo en el Mundo - Mujeres - Tendencias del empleo femenino”,
Ginebra 2018).
·
Pese a
ello, siguen existiendo brechas que siguen relegando la mujer a una posición
subordinada en relación al hombre.
·
Las
amplias franjas de pobreza en A.L. complejizan y profundizan cualquier tipo de
inequidad social, ya sea vinculada al ingreso a la educación, a la calidad de
los empleos, o a las posibilidades de las personas de romper el círculo
inexorable de pobreza/ignorancia/empleo precarios. Esta realidad no es ajena a
la discriminación de género: en efecto si bien en las capas medias y altas de
la sociedad la mujer logra consolidar su formación inclusiva y acceder a
empleos de calidad, en los quintiles más pobres, se potencia la brecha de la discriminación.
·
Trabajo no remunerado: las mujeres tienen
jornadas diarias más largas que las de los hombres, ya que a las
responsabilidades de cuidado y del trabajo doméstico no remunerado asignadas a
ellas tradicionalmente, se suma el trabajo remunerado
·
Datos
recientes de la OIT dan cuenta que en los países emergentes las mujeres
afrontan una tasa de desocupación que duplica a la de los hombres. “Entre las
causas de estas diferencias se señala la carga desproporcionada del trabajo
asistencial no remunerado y de las responsabilidades familiares que las mujeres
tienen que asumir, que limitan las oportunidades académicas y de empleo a las
que pueden acceder, y su capacidad de participar en el mercado de trabajo” (Oficina
Internacional del Trabajo, “Perspectiva sociales del Empleo en el Mundo -
Mujeres”, Ginebra 2018, p. 8).
·
Trabajo
informal: sigue
siendo especialmente alta la presencia femenina en el sector informal, “debido
en parte a la mayor proporción de trabajadoras familiares auxiliares, categoría
que representa alrededor de una tercera parte del empleo informal total en
estos países”. Grandes bolsones de trabajo femenino (como el trabajo doméstico
y las tareas de cuidados) siguen ejerciéndose fuera de los controles del Estado
y en especial de la seguridad social (Oficina Internacional del Trabajo,
“Perspectiva...” cit, p. 11 y 12).
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Dificultades
de acceso y permanencia en la educación: Los datos estadísticos a nivel de América
Latina revelan que en las franjas de la educación primaria y secundaria básica,
hay un porcentaje mayor de hombres que estudian, mientras que esa tendencia se
revierte a medida que subimos en los niveles de formación: a nivel terciario la
mujer supera ampliamente a los hombres y en el nivel de terciaria completa
vemos que hay dos mujeres por cada hombre que alcanza un título universitario.
·
¿Por qué? En los sectores más pobres de la
población, las mujeres son en mayor
proporción más inactivas que los hombres, pero ello no depende del hecho de que
sean menos competentes para la adquisición de conocimientos, sino porque las
concepciones machistas del continente y de nuestro país - mayormente presente
en los sectores pobres de la población - obligan a las mujeres a quedarse en
los hogares haciendo tareas de cuidado y tareas domésticas. De ese modo no
ingresan al mercado laboral y por lo tanto para las estadísticas son inactivas.
·
También
determina esta situación el hecho que las mujeres tienen una asunción temprana
de los roles privados, esto es, salen del hogar de origen y tienen hijos mucho
más tempranamente que los varones. En realidad trabajan, aunque no en forma
remunerada. Su trabajo se expresa en la realización de un conjunto de tareas
que tienen que ver con lógicas de los cuidados familiares.
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La presencia de mujeres en las Cadenas
Mundiales de Suministro (CMS). La OIT
en el Informe IV de 2016 sobre CMS expresa : “Las mujeres – se indica - son
mayoritarias en la fuerza de trabajo de determinados segmentos de las cadenas
mundiales de suministro, como los sectores de las prendas de vestir, la
horticultura, la telefonía móvil y el turismo. Sin embargo, el personal
femenino tiende a concentrarse en las categorías de empleo donde se practican
los salarios más bajos o que requieren escasa calificación, y en un menor
número de sectores; en cambio, los hombres se distribuyen de forma más regular
entre los distintos sectores, ocupaciones y tipos de puestos de trabajo”.
·
Persistencia
de la discriminación salarial: Un reciente estudio de la
OIT analiza la brecha salarial entre hombres y mujeres en cuatro países que representan diferentes
sub-regiones de América Latina: México para la zona norte, Costa Rica para
Centro América, Perú para los países Andinos y Uruguay para el Cono Sur. El
análisis indica que la brecha salarial alcanza el 20% en nuestro país. Uruguay (Oficina
Regional para América Latina y el Caribe, “La brecha salarial en América Latina” (Estimaciones para cuatro
países: Costa Rica, México, Perú y Uruguay), Lima 2018, p. 2).
·
Crecimiento
de los hogares uniparentales con la mujer jefe de familia. Como ya hemos indicado, uno de los problemas
que complejiza la situación laboral de las mujeres en el continente, es el
acelerado aumento de familias uniparentales con jefe de familia mujer. El
fenómeno obedece a diversas cuestiones vinculadas con la desaparición de la
figura paterna, en algunos casos durante el período de maternidad, en otros
luego de nacer los hijos. En muchos casos los padres hombres no quieren
contribuir a las obligaciones alimentarias con relación a sus hijos,
contribuyendo con ello al desarrollo de una familia cuyo sostén es la madre.
Estas situaciones determinan que la madre deba salir a trabajar, recurriendo a
mujeres del entorno familiar o contratando a su vez a otras mujeres, para el
cuidado de sus hijos. Las jefas de familia recurren también a la realización de
trabajo nocturno (especialmente en el sector de los cuidados, la limpieza y en
las actividades paramédicas) para poder atender de día a sus hijos en jornadas extenuantes
de trabajo fuera y dentro del hogar. Como se indica en el ya citado informe de la Comisión
de Mujeres de la OEA, “el alto porcentaje de hogares con una jefa de
hogar mujer en la región acrecienta los niveles de pobreza de sus familias que
disponen generalmente de un solo ingreso para satisfacer sus necesidades, el
cual suele ser bajo por la discriminación salarial hacia la mujer.
·
La
feminización de las migraciones En el siglo XXI una fuerte
corriente migratoria de mujeres pobres buscan en otras regiones (y generalmente
encuentran) ocupación en trabajos
relacionados con el cuidado: trabajadoras domésticas, cuidadoras de niños,
enfermeras y otras tareas finalizadas a los cuidados personales, especialmente
en aquellos países con poblaciones envejecidas de altos ingresos, donde existe
escasez de este tipo de servicios. Como ha expresado la OIT, “una parte
de la demanda de cuidados en el mundo está cubierta por los flujos de
migración, un fenómeno que algunos observadores han denominado cadenas globales de cuidados” (OIT, “El futuro de la oferta de mano de obra:
Datos demográficos, migración y trabajo no remunerado”, en Iniciativas del centenario relativas al futuro del Trabajo, Nota
Informativa 2, Ginebra 2016.). “Las mujeres en los países de
ingresos bajos dejan a sus propios hijos con familiares o ellas mismas
contratan personal doméstico, muchas veces otro migrante interno o extranjero.
La escala de la cadena mundial del cuidado es enorme. En 2015, la OIT estimó
que del total de 150,3 millones de trabajadores migrantes, 11,5 millones –o
17,2 por ciento– eran trabajadores domésticos (idem).
Conclusiones: Leyes, Declaraciones, Pactos Internacionales
y normas a nivel de la Organización Internacional del Trabajo focalizan la
atención sobre el trabajo decente y una economía sostenible, en la que la mujer
es actor principal de toda visión desarrollista. Sin embargo en el debe de
nuestros sistemas de relaciones laborales, sigue existiendo una distancia
grande entre las normas formales y la realidad.
¿Alguna
razón más para entender por qué hoy es día de paro?
Hoy es día de paro: estoy seguro que este paro se añadirá al calendario de los feriados, como el 1° de mayo, mientras sigan existiendo desequilibrios
de poderes, discriminación y explotación entre personas que pertenecen a distinto género.
Parabéns prof. Juan. Devemos sim ter um 8/3, pelas conquistas, pelas homenagens àquelas e aqueles que lutam e enquanto houver desigualdade nas ocupações, salários, nas jornadas de trabalho e outros tipos de discriminações. Nesse sentido, pesquisa do IBGE de 2016 (Brasil) aponta que as mulheres com ocupação profissional, recebem 23,5% menos que os homens e devotavam 73% mais tempo para atividades domésticas.
ResponderBorrarAbs
Fernanda