Hace 100
              años, el 19 de febrero de 1919, en la calle Guayabos 1531,
              donde actualmente tiene su sede la Asociación Uruguaya de
              Futbol, nacía Américo Plá Rodríguez. 
          
            Fue un año
              particular: había concluido pocos meses antes el primer
              conflicto mundial, y la humanidad miraba con esperanzas la
              creación de un mundo más justo. Pocos días antes, en
              enero, se había inaugurado en Paris la Conferencia
              Preliminar para la Paz, cuyo tercer punto del orden del
              día sería la legislación internacional del trabajo. Una
              Comisión especial comenzaba a elaborar la Constitución de
              un nuevo organismo internacional, proclamando que la justicia social es esencial para alcanzar una
              paz universal y permanente. El nacimiento de Plá
              Rodríguez, coincidente con la creación de la Organización
              Internacional del Trabajo, marca ese año e invita a un
              momento de especial reflexión sobre la dimensión social de
              nuestro complejo mundo actual.
            Plá
              Rodríguez  obtuvo el título de
              abogado  en 1942
              con exoneración de los “derechos de título” en mérito a su
              alta escolaridad durante su carrera universitaria.
            Impulsado
              desde joven edad por sus ideales humanistas y cristianos,
              se especializó en el Derecho del Trabajo y de la Seguridad
              Social, alcanzando rápidamente la Cátedra de la disciplina
              y culminando su carrera con el título de “Profesor
              Emérito”, que le otorgó la Universidad de la República. 
            En 1948,
              acompañó con su colega y amigo Héctor-Hugo Barbagelata la
              idea de Francisco De Ferrari de fundar la revista
              especializada “Derecho
                Laboral”, que se convertiría rápidamente en una de
              las publicaciones de mayor nivel en América Latina. 
            En 1956, a
              impulso del entonces Decano Eduardo Couture, culminó su
              tesis sobre el salario, que si bien tituló  “El Salario en el
              Uruguay”, guió a la doctrina y la jurisprudencia
              latinoamericana en la materia, pues sus dos tomos
              excedieron notablemente las referencias jurídicas
              localistas.
            Pero su
              obra cumbre sería indudablemente “Los Principios del
              Derecho del Trabajo”, que publicaría en el año 1975, ya en
              plena época dictatorial. El libro de los Principios se
              transformaría en el eje jurídico de una concepción tutelar
              del derecho del trabajo y las afirmaciones del autor se
              transformarían en verdaderas reglas de derecho – por
              encima de la legislación escrita – para influir en todo el
              continente, y más allá de él, en una firme concepción de
              la disciplina, guiada básicamente por el principio
              protector y alimentada por los demás principios (continuidad,
                realidad, buena fe, realidad y razonabilidad), que
              conformarían y acabarían las características del Derecho
              del trabajo, en los términos que hoy lo conocemos y
              aplicamos.
            Dictó
              conferencias en los diversos países de América y Europa,
              fue un incansable escritor de artículos opinando no solo
              sobre los grandes temas del derecho del trabajo, sino
              también sobre su evolución y sus crisis, sus
              transformaciones y sus adaptaciones, expresando sobre todo
              lo que opinaba su visión inquieta y siempre actualizada.
            Reunió su
              pensamiento en otra importante obra, que –titulada
              modestamente Curso
                de Derecho Laboral – compendió y ordenó en diversos
              tomos su pensamiento sobre todos los institutos de la
              disciplina.
            Recibió
              distinciones internacionales de alta jerarquía y muchas
              Universidades latinoamericanas lo nombraron profesor
              honorario. Fue a su vez motivador e impulsor de colectivos
              de trabajo, habiendo fundado en especial el Grupo de los
              Miércoles, que desde el año 1975 se reunió puntualmente
              todas las semanas en su casa (donde nos recibía con
              especial hospitalidad su esposa y compañera de vida
              Marta). Fue también fundador y primer Presidente de la
              Asociación Uruguaya de Derecho del Trabajo y de la
              Seguridad Social. 
            Fue
              Presidente titular de la Academia Iberoamericana de
              Derecho del Trabajo y al finalizar su mandato fue
              designado Presidente Honorario. Su última y destacada
              labor la cumplió como Presidente de la Asociación
              Internacional  de
              Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, organizando
              en Montevideo en el año 2003 el XVII Congreso Mundial de
              la referida institución, recordado como el más grande
              evento internacional realizado en nuestro país..
            Su notable
              trayectoria académica fue completada con su actividad
              política- en la cual llegó a desempeñarse como Senador de
              la República en representación del Partido Demócrata
              Cristiano. Es
              recordada su intervención en la Cámara de Senadores la
              noche del 26 de junio de 1973, cuando se clausuraba el Parlamento con
              un golpe de Estado. 
            Falleció el 22 de julio de 2008 en nuestra ciudad. En su testamento,
              legó todos sus libros a la Facultad de Derecho, que hoy en
              día tiene una Biblioteca especializada en Derecho Laboral
              que lleva su nombre. 
            Su dimensión
              de intelectual, académico y universitario, solo fue
              superada por su espesor humano. Es cierto que al hablar de
              mi Maestro me comprenden las generales de la ley; pero
              como obviar el recuerdo de este hombre que formó con su
              ejemplo generaciones de estudiantes, docentes, militantes
              sociales. En épocas en que suena mucho la palabra
              “liderazgo”, Plá Rodríguez fue un “lider” extraordinario,
              que supo construir una verdadera Escuela, que aún hoy es
              recordada en América Latina. Ejerció su liderazgo desde la
              sencillez, desde la humildad, nunca desde la imagen de la
              superioridad. Por eso su liderazgo era tan convincente y
              provocador. 
            Hoy lo
              recuerdo como aquel discípulo, que el Maestro supo
              rescatar de la mediocridad e infundir el amor y el
              compromiso por el derecho. Porque en definitiva de eso se
              trata la experiencia humana: vivir con “amor” y
              compromiso. Amor a los estudiantes, a los compañeros de
              vida universitaria, a las alegrías y dificultades que
              acompañan el camino universitario; amor y compromiso en la
              defensa de los vulnerables, en la idea del derecho - y en
              especial del derecho del trabajo - como instrumento de
              todo progreso social; y finalmente compromiso en la
              docencia como acto de amor hacia los demás, en esa mágica
              conexión de ida y vuelta que construyen el docente y el
              alumno. 
            Todo ello
              debo a mi Maestro, que recuerdo en este día tan especial. 
            JRD

Estimado Juan. Quiero suscribir cada una de las palabras referidas a Don Américo Plá, uniéndome de ese modo a ese homenaje que le brindas, y que el Maestro, tuyo, mío, y de cuántos más... se merece sobradamente.
ResponderBorrarAntonio Grzetich.