He regresado
de un evento en Santo Domingo, donde el debate se ha centrado sobre el futuro
del Derecho del trabajo ante los cambios violentos (disruptivos, dicen algunos)
de los modos de producción y de las estrategias de los nuevos modelos de
negocios.
A mi
regreso me ha esperado una reunión en Cinterfor-OIT, a la que fueron invitados
docentes de nuestra facultad y el tema es el mismo: el futuro de esta
disciplina.
La
oportunidad para el debate la ofrece el informe 2015 del Director General de la
Organización Guy Ryder que plantea los desafíos de los próximos años antes
cambios que parecen inevitables: nuevas formas (generalmente más precarias) de
trabajo, empresas transformadas por los adelantos tecnológicos, cuestionamientos sobre las representaciones de
empleadores y trabajadores, dificultad para regular una realidad tan segmentada
del empleo en el mundo.
Ante
los nuevos desafíos, se plantean inevitablemente dos concepciones de algún modo
opuestas: un derecho del trabajo principista que trate de ampliar sus fronteras
para abarcar las diversas nuevas formas de trabajo vs. un derecho del trabajo
pragmático que reconozca diferencias y regule también de forma diferenciada
realidades distintas (de ser necesario, bajando el voltaje de su protección).
Es una
opción muy difícil, que me recuerda unas reflexiones de Jean-Paul Sartre. El
ilustre filósofo francés se preguntaba en épocas de la segunda guerra mundial:
¿Que debe hacer el partisano hijo de una madre viuda? ¿Ir a la guerrilla
anti-nazi o quedarse para proteger a la madre? Lo interesante de Sartre era la
respuesta: no importa lo que decida el partisano; cualquiera sea su opción, quedará
disconforme con su decisión.
Algo
así siento ante los cambios del mundo
del trabajo: en la opción entre un derecho del trabajo principista y un
laboralismo más pragmático, opto por esta segunda via, pero en realidad no
quedo conforme. Temo que un laboralismo pragmático abata las tutelas construidas
a lo largo de décadas; al mismo tiempo estoy seguro que un exceso de
principismo en el derecho del trabajo, marginará millones de trabajadores,
condenándolos a la informalidad, que es de todas la condición menos protegida
del trabajo.
En la
reunión de Cinterfor-OIT se nos invitó a pensar, hacer propuestas a partir del
documento que se nos entregó y que adjunto al final de esta página. Por
supuesto, cualquier sugerencia es más que bienvenida.
Adjunto el texto del Director General de la OIT que vale la pena imprimir y leer
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