La expresión “Industria 4.0” nace en
Europa – más precisamente en Alemania - para indicar procesos productivos, en
los que se mezclan la robótica avanzada, la acumulación de datos, los Cyber-Physics
Systems (CPS) y el trabajo humano, con especial referencia a la industria
manufacturares. Aclaremos que por “CPS” entendemos
procesos productivos, en que se integra la alta tecnología con actividades
humanas: ejemplo de ellos son dispositivos médicos tecnificados, métodos de
control de tráfico y seguridad, sistemas automotores avanzados; procesos de
conservación de energía o control ambiental, control de infraestructuras
críticas (electricidad, recursos naturales, sistemas de comunicaciones);
trabajos robóticos (telemedicina), sistemas de defensa, etc. (cfr. SEGHEZZI,
F.).
Al. referirnos a la expresión “4.0”,
estamos indicando una nueva etapa en el desarrollo de la evolución de la Web.
El concepto de Web 1.0 se refiere a los sitios que tradicionalmente visitamos
en Internet: “google” es expresión de esta etapa. La expresión Web 2.0 comprende
aquellos sitios web que facilitan el compartir información y la interface con
otros usuarios: este blog es precisamente un ejemplo de la Web 2.0. El término
Web 3.0 hace referencia a la evolución del uso e interacción en la red, que ha
desembocado en una auténtica web semántica o web de datos creada por los
usuarios. Los grandes bancos de datos son ejemplo de esta tercera fase de la
Web.
La
nueva locución "Web 4.0" (también llamada “web cerebral”) es expresión de una
inteligencia colectiva, cuya principal particularidad es la de fusionar el mundo
virtual y el mundo real. En esta nueva fase tecnológica nace un nuevo
modelo de interacción con los usuarios, en el que las computadoras tendrán la
potencia de procesar información más amplia que la de un cerebro humano.
Los
usuarios – es decir, nosotros – tendremos la posibilidad de estar presentes en
todos los entramados sociales imaginables, aportando o recibiendo soluciones a
nuestros problemas. Ya no será un cirujano el que decidirá el modo mejor de
operar un tumor, sino que será la máquina (alimentada por millones de datos
estadísticos) que indicará al cirujano como obrar ante determinada intervención
quirúrgica.
¿Como afectará este nuevo avance
tecnológico a las relaciones laborales? Evidentemente muchos de los
tradicionales paradigmas del trabajo mutarán: la espacialidad y la temporalidad
serán sustituidas por trabajos “a-espaciales” y “a-temporales”. Ello implicará
una flexibilidad notable de los modos de trabajo tradicionales y la pregunta
recurrente es si ello será bueno o malo. No pretendo tener los conocimientos
para dar respuestas exhaustivas, pero intuyo por simple uso de razón que los
que se prepararán para esta nueva fase de la producción sufrirá menos daños o
podrán aspirar a mayores beneficios, que aquellos que imaginen las relaciones
laborales detenidas en el tiempo.
Así
lo expresa el investigador italiano Francesco Seghezzi: El modelo del
trabajador típico con funciones estandarizadas y rutinarias será marginal y
destinado a ser sustituido en larga medida por la automatización. La nueva
figura del trabajador estará caracterizada por elevadas competencias
construidas a través de recorridos formativos individualizados en funciones
específicas adaptadas a las empresas de la Industria 4.0.
En
mi aporte a las próximas XXVII Jornadas de Derecho del Trabajo y Seguridad
Social, expreso por mi parte: “Lo que pretendo transmitir – y espero no
ser considerado un hereje - es que la realidad laboral está mutando. Los
propios paradigmas del contrato de trabajo típico ceden ante las nuevas
posibilidades de trabajo. La idea de la espacialidad y la temporalidad que
rodeaban la fábrica y el tiempo de trabajo, son sustituidas cada vez con más
fuerza por un modelo “aespacial” y “atemporal”, en que desaparece el lugar de
trabajo y los tiempos fijos de labor. En mi concepto existe una tendencia en la
doctrina del Derecho del trabajo actual de intentar comprimir las nuevas
dimensiones del trabajo en viejos moldes industrialistas, con la esperanza que
el “pasado” pueda dominar el “futuro”. Sin buscar ejemplos rebuscados, me
parece que el chofer de UBER es la paradigmática definición de un trabajador
que ha perdido vinculación con la fábrica y con el tiempo de trabajo, y sin
embargo trabaja, necesita tutelas, procura ser dueño de sí mismo, aunque
trabaje para otro”.
Como
ha expresado hace pocos días Tiziano Treu, Presidente de la Asociación
Internacional del Derecho del Trabajo, “no estamos ante una época de cambios, sino
ante un cambio de época”.
Para aclarar más
sobre la Industria 4.0, agrego este documento elaborado en España por la
empresa Siemens
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