La semana pasada tuvo lugar en el MIDES la presentación del libro editado por el programa PRONADIS titulado "Discapacidad y Trabajo - una perspectiva de Derechos".
La publicación contiene material muy interesante sobre la normativa actual de tutela del trabajador con discapacidad y la promoción de su inserción a la actividad laboral.
Contribuyeron a la publicación los colegas Adriana Lopez, Carolina Panizza, Nataly Rodríguez, José Iglesias, Marcelo Vigo y el autor de este blog.
Al evento, en el que participó, la Dra. María José Bagnato (
Directora de Pronadis),
puede expresar en representación del equipo de relaciones laborales algunas consideraciones e ideas, fruto de nuestra investigación, que aquì resumo:
El trabajo como inclusión: Hoy el
trabajo no significa solo la posibilidad de obtener una renta (salario, sueldo,
honorarios), sino también es el principal mecanismo de inclusión social. Como
expresaba un destacado profesor de la Universidad de Bologna, Umberto
Romagnoli, quien no trabaja, no es. A
la persona desempleada le es negado el derecho a ver reconocida una identidad laboral, que
es hoy en día la más importante de todas las “identidades”.
Inserción
social: El trabajo es el vehículo de inserción en la
sociedad y todos tenemos que ver reconocido el derecho al empleo, que es un
derecho humano fundamental. Pero no cualquier empleo, sino un empleo decente,
digno. En tal sentido la discapacidad significa una dificultad mayor de
inserción en el trabajo, que plantea la necesidad de construir una
educación/formación y un contexto laboral que reconozca a las personas con
discapacidad ese derecho humano al trabajo, que muchas veces le es negado. Es
necesario promover una sociedad civil con normas más justas y distributivas del
trabajo, para incluir aquellos colectivos que no gozan plenamente de su derecho
al empleo.
El contexto y las barreras: Cuando hablamos
de discapacidad, no solo pensamos en limitaciones de las funciones físicas y
mentales de un individuo, sino también observamos necesariamente un contexto social
y cultural, que levanta barreras a la inserción en el empleo. Si por un lado la discapacidad
constituye una dificultad para la persona que busca trabajo, también es cierto
que esa dificultad podría atenuarse o simplemente desaparecer ante una sociedad
atenta y sensible en la interacción con las personas con discapacidad.
Por lo tanto no es solo necesario
promover mejores condiciones de acceso al trabajo para este colectivo, sino que
paralelamente desde el Estado, las instituciones privadas, las organizaciones
sindicales se construya una “cultura” de inclusión al empleo – es definitiva,
al sistema de relaciones laborales de las personas con discapacidad.
Importancia de la formación
profesional: Examinada la discapacidad
como una realidad que es consecuencia no solo de una cuestión de salud
física-mental, sino de barrera de la sociedad que alejan a las persona con
discapacidad de su inserción laboral, debe consignarse que la formación
profesional es un vehículo indispensable para la inserción en el empleo.
Entendemos por formación profesional toda forma de aprendizaje que prepare al
individual para la realización de un trabajo.
La formación
profesional eleva las posibilidades de empleo, pero para ello es también necesario
construir políticas de apoyo a la formación, que aseguren la inserción laboral
de las personas con discapacidad, en el marco de una justa política de
distribución del trabajo.
Principios de las
políticas inclusivas: consideramos que las políticas inclusivas de las
personas con discapacidad deberán en el ámbito de las relaciones laborales ejecutar
serie de principio que garanticen los derechos del trabajador con discapacidad.
Entre ellos, señalamos:
·
El respecto de la
dignidad del trabajador con discapacidad;
·
Derecho a la información, orientación vocacional y formación;
·
Derecho a desarrollar posibilidades de autoempleo;
·
Desarrollo de programas de inserción
profesional;
·
La no discriminación;
·
El respeto de la
diferencias y la aceptación de las personas;
·
El acceso al lugar de
trabajo (transporte, instalaciones del lugar de trabajo, etc.);
·
La igualdad de
oportunidades de género;
·
Derecho a la
certificación de competencias;
El rol de los actores sociales: Uno
de los desafíos en este tema es la necesidad de promover en los actores
sociales la conciencia de la importancia de su participación en una política de
inclusión de las personas con discapacidad. Las políticas inclusivas de este colectivo de potenciales
trabajadores, no solo requiere de normas, sino también del apoyo de
instituciones vinculadas al trabajo. Estas políticas para ser eficaces,
requieren del consenso de los actores sociales, expresados a través de la
negociación bipartita y la concertación tripartita. Imaginamos un sistema de relaciones
laborales, en el que las empresas y las organizaciones sindicales no negocien
solo ventajas para su afiliados, sino también espacios de inclusión para
colectivos discriminados, como es el caso de las personas con discapacidad.
A modo de conclusión, expresamos que
no son las normas o solo las normas las que
abren los espacios de inclusión a las personas con discapacidad. Es
necesario coordinar los proyectos de inserción laboral de instituciones
públicas y privadas, laicas y religiosas, nacionales y extranjeras
(generalmente ONG), involucrando en todos los casos a los principales actores
laborales (empresas y sindicatos) para una efectiva inserción laboral de las
personas con discapacidad.
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