En el tema tan difícil de los choques entre la automatización
y el trabajo es bueno no improvisar y para los laboralistas importa
pronosticar con la mayor certeza posible los riesgos de automatización en el
futuro del trabajo.
Una clasificación que me parece interesante ante
este desafío es la que hacen los investigadores Daron Acemoglu y David Autor (2011)
de la MIT de Harward, clasificación que luego es recogida por Isabella y
Pittaluga en el documento “Automatización y Empleo en Uruguay” (setiembre de
2017). La clasificación en parte recoge - en mi opinión - criterios que Robert
Reich había expresado en “El Trabajo de las Naciones” (1993), al dividir el
trabajo del futuro en: a) Los servicios rutinarios de
producción, b) Los servicios en persona, c) los analistas simbólicos. Veinte
años después y ya en época de TICs y automatización, los autores de Harvard reorganizan las
categorías y plantean cinco posibles prototipos de tareas humanas., que
enumeramos a continuación:
a) Tareas manuales rutinarias: entendemos por tales aquellas tareas que siguen un procedimiento definido, repetitivo, conocido de antemano. Son las tareas típicas del obrero del modelo de la “one best way” de Taylor: apretar un tornillo, empaquetar pastillas, realizar tareas de embalaje, carga y transporte de bienes, etc.
b) Tareas
manuales no rutinarias: en este tipo de tareas manuales no existe la
“previsibilidad” del trabajo manual rutinario: el trabajador interviene y
reacciona en el proceso productivo a través de decisiones, que derivan de su
intervención y control del proceso (comida rápida, hostelería, la actividad de
cuidados, etc.).
c) Tareas
cognitivas rutinarias: son tareas que requieren un proceso mental, pero
que están ordenadas en un procedimiento previo definido: por ejemplo, el
controlador de stocks, informes contables, pintura de coches, comprensión lectora, etc.
Pero también son tareas cognitivas
rutinarias las que realizan los "obreros" digitales ingresando datos,
llevanando cuestionarios, contestando mensaje en Centro de Atención al
cliente, etc.
d) Tareas
cognitivas no rutinarias analíticas: el trabajador analiza y
resuelve problemas sin que existan anteriores procesos definidos. Analiza
fenómenos aleatorios y no predecibles. Su posición es asimilable al “analista
simbólico”, descrito por Reich, para quien lo que caracteriza al sujeto no son
solo sus conocimientos como una suma de datos, sino la capacidad de utilizar
eficaz y creativamente ese conocimiento: Ejemplo de ellos son el arquitecto y
analistas de datos, los investigadores científicos, analistas financieros,
investigadores universitarios, etc..
e) Tareas
cognitivas no rutinarias interpersonales: las tareas refieren al
análisis y resolución de problemas, pero en todos los casos el trabajador
interactúa con otros sujetos: ejemplo, gerenciamiento, entrenamiento,
relaciones profesionales interpersonales (médico, abogado), docencia, asesor
financiero, etc.
Siguiendo a
los autores citados, debemos también recordar que estas categorías no son
rígidas y pueden combinarse en diverso grado, no existiendo ejemplos “puros” de
las distintas variables.
La
conclusión primaria es que las tareas manuales rutinarias pueden ser
automatizadas con mayor facilidad de las tareas manuales no rutinarias y de las
tareas cognitivas. Ello determina que las tecnologías lleven a una polarización
del mercado laboral en término de calificaciones e ingresos: por un lado las
tecnologías destruirán prevalentemente tareas manuales rutinarias, pero seguirá
siendo importante el peso “humano” de los trabajadores en las tareas manuales
no rutinarias y en la tareas cognitivas.
Debe
consignarse además que la automatización – y la acumulación de datos (como
subproducto de la misma) – va ingresando también en actividades no rutinarias,
en las que parecía insustituible la presencia “humana”: el diagnóstico médico,
la toma de decisiones, la logística y la distribución, la administración, la
venta minorista están cada vez más condicionadas por procesos automáticos de
toma de decisiones a partir de inmensas bases de datos.
Hasta hace
pocos años (¿o meses?) era difícil imaginar la automatización de los servicios
jurídicos. Hoy comprobamos que los despachos de los abogados tradicionales
pueden ser sustituidos por las “legaltech”, como proveedoras de servicios
jurídicos. El sistema “Ross” – expresa Sekulits – es un sistema de inteligencia
artificial creado por IBM a partir de su plataforma de inteligencia cognitiva
Watson, que analiza volúmenes enormes de jurisprudencia y resuelve en tiempo
record los problemas jurídicos. En un ámbito donde las tecnologías no eran
comunes, el sistema está sustituyendo el 23% de las tareas cognitivas que se
realizan normalmente en un estudio de abogados, según datos del Instituto Mc
Kinsey.
La automatización de datos está transformando rápidamente el panorama laboral, afectando tanto a tareas manuales como cognitivas. Este análisis detallado sobre la intersección entre automatización y trabajo ofrece una visión perspicaz de cómo la tecnología está redefiniendo roles y creando nuevas oportunidades. Es crucial comprender cómo adaptarse a estos cambios para mantener la relevancia en el mercado laboral actual y futuro.
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