Acabo
de regresar de Bergamo (Italia), donde he partecipado de los trabajos del
Coloquio Internacional sobre “Factores y
competencias habilitantes para la Industria 4.0”. El encuentro se realiza a un
año de distancia del aquél celebrado en la misma ciudad en noviembre de 2016
sobre “El futuro del trabajo: una cuestión de sostenibilidad”.
La reunión me permitió una puesta a
punto sobre conceptos y contextos de los nuevos paradigmas de las relaciones
laborales, afectador por la rapidez de las mutaciones tecnológica. Cuando en
Uruguay hablamos de Industria 4.0 tengo la sensación que consideramos el tema
como propio de otras galaxias. ¿Qué tenemos que ver nosotros con la Industria
4.0? Y sin embargo alcanza con mirar las transformaciones del sistema
financiero y bancario o la presencia cada vez más sofisticadas de máquinas en
el sector de la salud, para darnos cuenta que en un mundo global nada nos es
ajeno.
Conceptos como digitalización,
automatización y robotización están a la vuelta de la esquina y así lo reconoce
nuestra Presidencia de la República, cuando a través de la Oficina de
Presupuesto y Planeamiento (OPP), presentó en setiembre último el trabajo sobre
“Automaticación y Empleo”, que ya hemos citado en diferentes oportunidades[1] .
En nuestro país - como en los demás rincones del mundo - por lo menos la mitad
de los empleos que conocemos serán sustituidos en los próximos 20 años por
máquinas. Ante esta realidad, hay quienes ponen la cabeza en la arena para no
ver el futuro, y los que estudian el futuro, para prevenir los efectos más
negativos. También es cierto que se crearán muchos nuevos empleos, pero aún no
sabemos cuáles.
Muy
destacable en el Encuentro de Bérgamo fue la mesa redonda del 2 de diciembre
pasado, en la cual diferentes expertos (especialistas en relaciones laborales,
ingenieros, sociólogos, etc.) discutieron sobre el trabajo del futuro.
La mesa redonda fue coordinada por
Michele Tiraboschi, profesor de la Universidad de Bérgamo y Director de ADAPT,
la entidad organizadora. Tiraboschi destacó la necesidad de examinar la nueva
problemática desde una perspectiva multi- disciplinaria, que es la única que
permite en la actualidad aprehender en sus diversos aspectos la cuestión del
futuro de la automatización y del trabajo, que involucra empresas, personas y
organizaciones en el paradigma de la Industria 4.0. También recordó que la
profesionalidad del futuro será interdisciplinaria y las competencias laborales
marcarán - para arriba o para abajo - el nivel de esa profesionalidad.
Federico
Butera, experto en relaciones laborales y con formación en derecho y sociología
en la Universitá degli Studi di Milano - Bicocca, expresó que los caracteres
del nuevo trabajo implican conocimientos, acompañados por la responsabilidad de los resultados y la mezcla
de competencias técnicas y sociales. En un mundo de alta tecnología, será
relevante la “emoción”: “el lugar de trabajo está adentro de la persona” -
afirmó - y de algún modo “hay que desaprender, para volver a aprender”.
Pero Butera también reconoció que
hoy en Italia el 25% de los jóvenes son “ni/ni” (ni estudian, ni trabajan),
mientras por otra parte hay en su país 150.000 puestos de trabajo no ocupados
por falta de competencias.
Paolo
Gubitta (Universidad de Padúa) desarrolló su concepto de “trabajo híbrido”, es
decir un trabajo mezcla de conocimientos y competencias. “Las empresas -
expresó - solicitan trabajadores, que
además de los conocimientos técnicos y profesionales, tengan: a) competencias
digitales e informáticas; b) habilidades de comunicación; c) modalidades de
colaboración en el ambiente de trabajo, que hoy es menos jerarquizado. Por lo
tanto los conocimientos técnicos profesionales se valorizarán o desvalorizarán
en la medida que el trabajador posea esas otras habilidades.
Con relación a la cuestión de la
formación continua, destaco la idea de Gubitta que “no hay que saberlo todo”;
el riesgo de quien todo lo sabe es la sobrecalificación. Pero sí es necesario
saber lo suficiente, que significa conocimientos técnicos propios de una
profesión + competencias y habilidades. Con relación al tema “conocimientos/competencias”
- expresó - se plantea un conflicto generacional en la empresa, porque los
trabajadores de más edad no siempre tienen las competencias que requiere la
actual organización del trabajo: por lo tanto muchas veces las expectativas de
carrera de los trabajadores mayores serán desatendidas.
Mario Mezzanzanica, docente de Sistemas
informativos de la Universidad de Milán-Bicocca, recordó que según los autores
Frey y Osborne, el 65% de los niños de primaria trabajarán en trabajos que hoy
aún no existen. Ello implica el desafío de formar para tareas que todavía no se
conocen, pero que significarán más competencias que habiliten a trabajar según
un modelo de Industria 4.0.
Destaco
- para entender mejor la Industria 4.0 -, lo expresado por el Prof. Luciano
Pero, ingeniero del Politécnico de Milán: “Las tecnologías 4.0 no son máquinas
que se compran y solo hay que entrenar al obrero para ponerlas a andar. Son
algo más complejo: Son un conjunto de sistemas, máquinas, algoritmos, y
organización del trabajo”. Eso es la Industria 4.0: trabajo + competencias +
organización del trabajo en un sistema de experiencia continua.
Luciana Mazali del Politécnico de
Turín señaló que el trabajo del futuro dividirá la sociedad en trabajadores de
alto niveles de competencias y trabajadores pobres ocupados en tareas que
conforman la llamada “gig economy”. Señaló que en la nueva sociedad
automatizada, aparece el artesano digital, que podrá tener importantes
conocimientos en materia de algorítmos, pero cuya actividad estará ligada a un
teletrabajo modesto de muchas horas. Una retribución magra, insalubridad,
aburrimiento y aislamiento acompañarán a este trabajador digital del futuro
En
la experiencia de Bérgamo se conjugan la fascinación de un mudo futuro en
rápidas transformaciones y la preocupación por el ser humano, que no siempre
podrá adaptarse a las nuevas formas productivas: Pienso en especial a los
jóvenes con poca instrucción y los adultos sin habilidades suficientes para
reconstruir su propia profesionalidad.
Importa
la consideración de Francesco Seghezzi de ADAPT, que publicó en estos días el
excelente volumen “La nuova grande trasformazione: lavoro e persona nella 4a
Rivoluzione Industriale”, y que así concluye: “El principal desafío sigue
siendo como conservar la dimensión cultural y antropológica del trabajo, que no
es otra cosa que la afirmación de la dignidad y construcción integral de la
persona”.
En definitiva el problema sigue
siendo el destino del hombre inexorablemente ligado al futuro del trabajo. La
frase citada de Seghezzi con relación a la dimensión humana de la Industria 4.0 en definitiva no está tan
distante de lo que hace casi un siglo afirmaba Sinzheimer: “Quien presta un
trabajo, no entrega un objeto patrimonial, sino qiue se de a sí mismo; el
trabajo es el hombre mismo en su cuerpo y su espíritu”.