Los que me conocen, saben que me
apasiona leer. De todo; pero especialmente la ficción, porque nada como la buena
ficción explica en forma clara la realidad. También leo novelas policiales,
siempre que tengan el voltaje para elevarse a buena literatura. Mis autores
preferidos son Henning Mankell con su Inspector Wallander, Andrea Camilleri con
su Comisario Montalbano y Petros Márkaris con el Comisario Jaritos.
En el 2012 compré en España el
libro “Con el agua al cuello”, un policial de Márkaris, con una historia
extraña que se desarrolla en Atenas: el protagonista es un asesino serial que
no mata a personas indefensas, ¡sino a banqueros y financistas! La historia se
desarrolla en julio de 2010, ese mismo mes en que el seleccionado uruguayo nos
daría tantas satisfacciones en Sudáfrica. Mientras escribo esta historia, miro la tapa a mi lado.
El libro – más allá de anécdota policial – fue para mí una verdadera introducción para entender la crisis griega, la crisis de un pueblo que el domingo próximo votará su futuro; la crisis de una nación que recuerda tantas crisis latinoamericanas. El drama griego no nos es ajeno; conocemos el tema.
Extraigo del libro la contestación
que el Sr. De Moor – funcionario ficticio de la agencia de calificación Wallace
and Cheney - da a una periodista, que le pregunta “¿Cree que Grecia se salvará?”
- No es fácil contestar a esto. Verá,
Grecia es como una piedra que cae en el agua: mientras se hunde genera ondas.
La primera onda abarca a los países del sur de Europa. Si éstos no se hunden
también, Grecia tendrá más probabilidades de salvarse. La segunda onda, más
amplia que la primera, abarca a Europa entera, que tiene una moneda común, pero
carece de una política económica general y se rige por políticas nacionales
diferentes y contradictorias... En Europa, como en Grecia solo existen grupos e
intereses en conflicto, aunque utilicen la misma moneda,. En consecuencia,
corren el riesgo de cobrar todos en la misma moneda: la bancarrota”.
Un economista no lo podía explicar
en forma tan clara como Petros Márkaris.
Grecia hoy está realmente con el
agua al cuello. Pero - ¡atención! esa piedra que De Moor veía caer en el mar, puede
transformarse en un proyectil contra la política monetaria europea.
El domingo 5 de julio los griegos
deberán responder “sí” o “no” a la siguiente pregunta: "Debe ser aceptado el plan que fue propuesto por la Comisión Europea, el banco Central Europeo y el Fondo Monetario
Internaiconal?”
Seguramente Petros Márkaris y su Comisario Jaritos votarán “no”
Concluyo este comentario adjuntando un enlace a una
página del País de Madrid que da cuenta que los Premios Nobel de Economía, Paul
Krugman y Joseph Stiglitz apoyan votar el “no” el domingo próximo en el referéndum
griego.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario