Cuando nos llegan noticias
relativas a las relaciones laborales en Alemania, siempre las recibimos con
respeto. Podremos compartir o no el modelo alemán, pero debemos admitir que sus
planteos en toda cuestión - no última el trabajo - superan generalmente en
espesor muchas improvisaciones del mundo latino (entre estas últimas, las
conocidas reformas laborales).
Esta mañana el diario El País reporta la siguiente
noticia de la agencia AFP:
“La semana laboral de 28 horas, bajo ciertas
condiciones, es una inédita reivindicación en Alemania que ha hecho suya el
poderoso sindicato de la metalurgia, IG Metall. ¿En qué consiste?
Se trata de un ajuste individual y temporal del tiempo de
trabajo, parcialmente financiado por el empleador, y obtener así más tiempo
libre.
IG Metall quiere permitir a los empleados sometidos a un
trabajo agotador, que tengan hijos pequeños o con un familiar que requiera
cuidados, que se reduzca su tiempo de trabajo de 35 a 28 horas, pero sin perder
la totalidad del salario por esas siete horas menos trabajadas. Esta fórmula,
limitada a un período de dos años, asegura al trabajador volver a un régimen de
empleo a tiempo completo. El sindicato defiende un mejor equilibrio entre la
vida privada y la vida profesional, una de sus principales reivindicaciones
desde que ganara a principios de los años 90 su histórico combate por la semana
de 35 horas en la metalurgia”.
Por ahora, estamos ante una reivindicación de un sindicato
del sector metalúrgico. Nada hay decidido, ni acordado. Pero nos parece
interesante destacar algunas particularidades del planteo:
a) La jornada reducida se aplicaría solo a sectores
laborales donde el trabajo sea “agotador”;
b) Para tener derecho a dicha jornada, el trabajador
deberá tener hijos pequeños o un familiar que requiera cuidados.
c) El costo laboral sería repartido con el empleador,
puesto que el salario del trabajador se reduciría, pero no en estricta
proporción al tiempo de menos trabajo.
d) La fórmula sería transitoria y solo aplicable aun período
de dos años, al final del cual el trabajador regresa a su horario normal.
e) Finalmente se destaca la idea subyacente al reclamo
que es “un mejor equilibrio entre la vida privada y la vida profesional”,
condición ciudadana ampliamente reivindicada en toda Europa..
Por ahora es solo un reclamo que cae en el sistema de
relaciones laborales alemán, pero es bueno reflexionar sobre él. Hay diversas
cuestiones en debate: el trabajo “agotador”, la carga compartida de la
disminución horaria, la cuestión del equilibrio familia y trabajo y finalmente
la idea que el régimen sea transitorio, es decir sin un anclaje a ese dogma -
también tan latino - de los derechos adquiridos.
En fin, algo para reflexionar en este caluroso verano